31.
Sábado 8 de
noviembre de 2011, 10.30h
peter estaba de pie
al lado de la cama, se había puesto los pantalones y la chaqueta de cuero para
irse. La camisa estaba hecha trizas en el cubo de la basura, y los calcetines
estaban usados... Sería sibarita, pero era incapaz de ponerse unos calcetines
sucios.
Tras el incidente
con la Marquesa habían recogido el salón, sacado los pantalones de Lali de las
fauces de las tortugas y tirado su camisa. Lo habían hecho entre risas y puede
que se hubieran "chocado" con las paredes un par de veces porque al
cabo de media hora la vecina de abajo había llamado por teléfono gritándoles
improperios y lo cierto es que no le faltaba razón, no eran horas de andar
haciendo ruidos... Pero es que tampoco habían montado tanto escándalo, así que
Lali se había disculpado ingeniándoselas para parecer arrepentida y acto seguido
había desconectado el cable del teléfono, solo por si acaso. Luego él se había
duchado. Solo. Era físicamente imposible que dos personas entraran en la ducha
del "jacuzzi enano". Mientras, Lali se ponía algo de ropa. Y no es
que él se la hubiera quitado, es que el albornoz por desgracia siguió el mismo
camino que los pantalones vaqueros, es decir, acabó en el fondo del acuario con
las tortugas. Sonrió al recordarlo. La próxima vez intentaría tener más
puntería y acertar al terrario de la iguana, juraría que cuando se besaban ese
bicho no le quitaba el ojo de encima.
Cuando por fin
acabaron de ducharse por segunda vez, y cada uno por su cuenta —había que
solucionar el tema de la ducha, era imprescindible tener más espacio—, se
encontraron con que pasaban de las cinco de la mañana y a él sinceramente no le
apetecía nada irse a su hotel. Por lo tanto, cuando ella propuso que durmieran
juntitos —y mucho, la cama era diminuta—, aceptó encantado. Desconectaron cada
uno su móvil por si acaso a alguien se le pasaba por la cabeza llamar por la
mañana y dar por culo, se desnudaron, se acurrucaron, hicieron un poco más de
ruido al hacer el amor sobre la cama —crujía, pobre vecina— y se quedaron
dormidos. Y aquí estaba él, cuatro horas más tarde al pie del lecho, muerto de
sueño, vestido a medias, con dos condones sin usar y planeando una venganza que
llevaba esperando una semana.
Sacó del bolsillo
los útiles necesarios para su desagravio, se acercó muy despacito a la cama y
quitó cuidadosamente el edredón que cubría el cuerpo desnudo de Lali. Era
preciosa, divina. Estaba tumbada boca arriba totalmente relajada, sus brazos
caídos a ambos lados del cuerpo, sus pechos pidiendo atención, las piernas
ligeramente dobladas, increíble. Parpadeó, no podía dejarse llevar por el deseo
en este momento, tenía una misión que cumplir.
Lali soñaba que
estaba en la playa, el mar acariciaba su cuerpo, la arena cálida rozaba sus
nalgas en una sensación muy sensual. peter se acercaba a ella seductoramente y
le pasaba las yemas de los dedos por sus pechos escribiendo círculos de fuego
sobre sus pezones para luego bajar lentamente por su estómago en dirección a su
pubis, enredando los dedos en sus rizos, haciendo que llamaradas de placer
recorrieran su cuerpo, sintió su boca tibia besándola y susurrando...
—Shh, sigue
dormida, preciosa.
Y eso pensaba
hacer, seguir dormida soñando con aquel paraíso. Sus piernas se cerraron
buscando algún consuelo, su espalda se arqueó alzando sus senos en espera de
más caricias, pero éstas no llegaron. Entre las brumas del sueño sintió abrir y
cerrar una puerta... ¿En la playa? No existían puertas en la playa.
Abrió los ojos,
tenues rayos de luz se filtraban por los huecos de las persianas, extendió los
brazos buscando el cuerpo masculino, no lo encontró, se levantó atontada y se
echó una manta sobre los hombros. Recorrió la casa buscándolo, no había nadie.
Se había ido. En fin... qué se le iba a hacer.
Se dirigió
desilusionada al cuarto de baño, abrió los grifos, soltó la manta, se lavó la
cara y cuando se miró al espejo para ver si podía manejar de alguna manera su
pelo, lo vio. ¡DIOS SANTO! Se quedó paralizada de la impresión. ¿Qué demonios
era eso? Se acercó más al espejo, y luego decidió mirarse el pecho.
Sobre sus tetas y
su estómago en letras grandes y rojas, había escritas unas palabras.
VOY POR CONDONES
La "O" de
"voy" enmarcaba su pezón derecho, la "O" de "por"
hacía lo mismo con su homólogo izquierdo y "condones" recorría su
estómago empezando justo entre sus pechos, con la segunda "O" rodeando
su ombligo y la "S" acabando en el pubis. Recordando el sueño erótico
de la playa se fijó atentamente en los rizos de su entrepierna y sí, allí
estaba, una flecha que acababa justo un poco antes de sus labios vaginales ¿Y
esto a cuento de qué venía? Cogió una toalla la mojó con agua y jabón y comenzó
a limpiarse o más bien a intentarlo, porque las dichosas letras no salían ni
con estropajo. Lo intentó con alcohol, nada. Con quitaesmaltes, ni de coña.
Después de varios intentos infructuosos se dio por vencida. No había nada que
hacer.
—Quien me lo vendió
me aseguró que se quitaría en un par de días lavándolo a menudo.
lali pegó un bote
al oír la voz de peter. Joder. Estaba ahí, tan tranquilo, apoyado en el quicio
de la puerta como si no pasara nada, como si ella no tuviera tatuado
"condones" en la tripa. Estaba tan alucinada, que no sabía ni por
dónde empezar.
— ¿Por qué has
hecho esto? Estas letras... joder. ¿Cómo has entrado en MI casa? ¿Por qué te
has ido? —Frunció la boca al oírse decir esto último, ¿por qué narices había
preguntado justo eso?
— ¿Recuerdas el
"mensaje" que dejaste la otra noche en el espejo del hotel? —dijo
arqueando varias veces las cejas—. Hace un rato creí conveniente avisarte de
que me iba pero no quería despertarte, de repente lo recordé y decidí imitar tu
estilo. —Mentira cochina, llevaba fraguándolo toda la semana.
—Pero, pero... Yo
lo dejé en un espejo, no en tu cuerpo.
—Sí. Pero a mí me
apetecía más escribir en tu piel que sobre la superficie fría del espejo.
—Ajá —contestó poco
convencida—, ¿Cómo has entrado en mi casa?
—Cuando me fui cogí
las llaves que había en la encimera de la cocina para no molestarte al
regresar.
—Ajá. ¿Dónde están
las llaves ahora?
—Las he vuelto a
dejar donde las encontré.
—Vale. —Todavía
estaba alucinada por las letras, más tarde daría vueltas a lo de las llaves.
— ¿No quieres la
respuesta a tu última pregunta?
—Eh, no. —Acababa
de darse cuenta de que estaba desnuda debajo de la potente luz del cuarto de
baño, era una persona segura de sí misma, pero todo tenía un límite y 100
vatios eran su límite. Se agachó envolviéndose en la manta—. Voy a vestirme,
ahora vuelvo.
—Fui a la farmacia,
ya sabes... y de paso entré donde los frutos secos y compré unos cruasanes para
desayunar —comentó mientras ella se alejaba, cuando mencionó lo de los frutos
secos Lali se quedó clavada en el sitio— ¿Has comprado en la "rubia"?
—preguntó muy bajito.
—Sí, tienen buena
pinta y huelen mejor —dijo pensando en los cruasanes.
—No, no lo
entiendes, has ido a la "rubia" a primera hora de la mañana...
—Son las diez de la
mañana, no es primera hora —la interrumpió.
—Está bien. Has ido
temprano y has comprado... ¿Cruasanes para dos?
—Sí.
—Ay, Dios, ¿sabes
lo que va pensar? Mejor dicho. Lo que va a cotorrear a todo el barrio.
32.
— ¿Que un tío
extremadamente guapo, sin camisa ni calcetines le ha comprado algo por la
mañana temprano? ¿Que casualmente es el mismo tipo que acompañaba a "la
loca de los bichos" ayer por la noche?
—"La loca de
los bichos"... ¿Cómo sabes que me llaman así?
—Se lo oí decir a
la Marquesa.
—Pero si no conoces
a la Marquesa.
—Ahora sí.
— ¿Cómo?
—Esta mañana.
Cuando pasé por delante de la tienda vi a una mujer estirada con el pelo negro
repeinado y vestida como si fuera a ir a misa hablando con la
"rubia". Le estaba comentando que la "loca de los bichos"
había estado toda la noche haciendo el amor como una salvaje con ni se sabe
cuántos tíos y que además tenían que ser completos desconocidos porque no
reconocía la voz de ninguno de sus amigos. — ¿Se encontraría el tal Dani entre
las voces que conocía la fiera esa?, pensó irritado—. En ese momento creí
oportuno dejar sentadas algunas cosas.
— ¿Qué hiciste? —Lali
se apoyó en la pared del pasillo y resbaló hasta quedar sentada en el suelo con
cara pasmada.
—Nada. Entré en la
tienda y saludé muy cortésmente a la "rubia". Como hacía calor me
desabroché la chaqueta —Dios, Lali estaba imaginando a peter con la chaqueta
desabrochada, mostrando ese torso musculado con el vello rubio rodeando los
pezones y bajando en forma de flecha hacia la cintura [baja] de los vaqueros...
se les tenía que haber hecho la boca agua—, metí los pulgares en la cintura de
los pantalones, ya sabes, marcando, y de paso manteniendo bien abierta la
chaqueta; y que eso bajara un poco la parte delantera de los vaqueros y que
vieran que tampoco llevo slip fue pura casualidad. —Sí, claro—. Pedí un par de
cruasanes para un desayuno romántico que pretendía llevar a mi chica a la cama
en una bandeja. También pregunté si sabían de alguna floristería cercana donde
vendieran rosas para sorprenderla con un detallito.
—Joooooodeeeeer, ¿y
todo eso con el pecho al descubierto?
—Y marcando
paquete, no te olvides.
—No. Claro. —Estaba
alucinando, incluso se pellizcó un brazo, no fuera a ser que todavía estuviera
soñando.
—Tardaron un rato
en contestarme, no sé por qué no me hacían caso. Después pagué y subí otra vez
a casa. Por cierto, no hay floristerías cerca, siento que te quedes sin tu
rosa. Te lo compensaré —finalizó guiñándola un ojo.
—No te preocupes.
—Estaba obnubilada—. Y... ¿a santo de qué hiciste todo eso?
—Me pareció que no
tenían la información necesaria para hacer el reportaje de barrio, así que
decidí dársela. Ahora probablemente todo el mundo esté cotilleando sobre
nosotros, pero eso sí, con conocimiento de causa...
—Y no dirán que me
lo he hecho con un equipo de fútbol, sino con un tío cañón. Y perdona la
expresión.
—No importa.
—Y la Marquesa
estará rabiando porque no podrá decir que estoy más sola que la una porque no
valgo un pimiento y que me tengo que conformar con las migajas que me quieran
echar mis amigos.
— ¿Decía eso?
—Maldita mujer pensó enfadado, la voy a machacar—, ¿Qué amigos?
—Sí —contestó Lali
sin pensar...—, ni dirá que mi niña espanta a cualquiera con dos dedos de
frente.
— ¿Tu niña? ¿Y qué
amigos son los de las migajas? —Era importantísimo saber la respuesta a la
última pregunta.
—Sí, saco a pasear
a Laura casi todas las mañanas durante el verano y a la Marquesa le sienta
fatal. Dice que es una fuente de enfermedades. ¡Será ignorante! Lo malo es que
ahora dirá que no hay quien duerma por mi culpa y que soy una escandalosa.
—Escandalosa, no.
Salvaje. Y además, mejor que sepan que te acuestas conmigo a que digan que lo haces
con un equipo de fútbol. peterbajo ningún concepto estaba marcando territorio,
no. Era solamente que no le gustaba la idea del equipo de fútbol y seguía sin
saber qué amigos...— ¿Qué amigos?
— ¿Eh? ¿Qué amigos
qué?
—Los de las
migajas.
—Ah, le ha dado por
decir que cuando vienen mis amigos a casa, euge, nico y Dani, nos montamos
"bacanales" para que yo no me sienta excluida o algo así, tonterías
que se monta para no amargarse, vamos, una estupidez. Supongo que cuando viene rocio,
no puede evitar pensar en dúos lésbicos, bufff, es una mujer horrorosa y
aburrida, y sinceramente, creo que usa mi vida como diversión, como quien ve un
culebrón en la tele. Incluso un día me llegó a decir que batía muchos huevos.
¿Te lo imaginas? Joder. ¿A qué se dedica? ¿¿A asomarse en la ventana de la
cocina para espiarme a ver cuántos huevos bato a la semana?? Ufff... es
increíble.
—Joder, desde luego
que no te aburres en casa, ¿no? Entre tus animales, tus vecinas, y los
amigos... ¡Madre mía!.... ¿Y vienen muy a menudo?
— ¿Mis vecinas?
Viven aquí —qué cosas más raras pregunta este hombre, pensó Lali.
—No, tus amigos.
—Sí, no, cuando les
viene en gana. Pero da igual, aunque vinieran una vez al año la Marquesa lo
sabría y lo exageraría... no te preocupes por eso.
—No, si no me
preocupo —dijo indiferente. Al final no se había enterado de la frecuencia con
que su "amigo" Dani venía por casa... aunque si era sincero, ella no
parecía darle ninguna importancia; mejor.
—Bueno, vamos a
probar esos cruasanes que tengo más hambre que el perro de un ciego. —Pero
mientras se dirigía al cuarto a vestirse la seriedad volvió a su rostro, seguro
que la puñetera Marquesa decía que peter era un ligue de una noche de
borrachera y que por eso había acabado con ella, si no eso algo por el
estilo... no, no sería tan cruel de decir eso, ¿verdad?... sí. Sí lo era. Pues
que le dieran... mmh, tenía que buscarse más tretas para vengarse de ella.
—Ah, se me olvidaba
—dijo peter acompañándola hasta la puerta de la habitación, no iba a perderse
el espectáculo de verla desnuda...—, cuando salía de la tienda comentó algo...
— ¿Qué y quién?
—Comentó que no se
explicaba cómo era posible que una bandada de pájaros hubiera cagado toda su
ropa por la noche, que parecía cosa del diablo...
— ¡Dios! Me hubiera
encantado estar ahí para verle la cara... en fin, voy a cambiarme. ¿No te
importa, verdad? —dijo mientras lo empujaba fuera del cuarto y le cerraba la
puerta delante de las narices. La cara de peter era la de un niño al que le han
quitado un caramelo.
Salió al momento,
vestida con unos leggins negros bastante desgastados, una sudadera gris y enorme
heredada de nico —le chiflaban las sudaderas de hombre—, calcetines de lana
gris marengo, el pelo peinado más o menos —los dedos no iban muy bien para
hacer peinados elaborados—, y se dirigió a la cocina. Sobre la encimera
aguardaba un paquete de aroma excelente, los cruasanes, ñam. Pero antes... el
deber. Sacó los tenebrios y preparó la verdurita, peter la seguía hasta la
cocina, al menos hasta que la vio preparando la comida para los animales...
33.
— ¿Tienes algo para
leer?
—Sí, claro.
¿Quieres algo en especial? —no fastidies que este tipo es de los que leen el
periódico en el desayuno, no, por favor, igualito que cierto tipejo que
conozco.
—Cualquier cosa me
vale.
—Mmh, pues coge
algún libro del salón, hay miles.
—Vale.
— ¿Te vas a poner a
leer ahora?
—Sí.
—¿¿Y eso??
—Ehh... —dijo
buscando algo creíble, cualquiera le contaba que pensaba encerrarse en el
cuarto de baño mientras ella daba de comer tallarines-gusanos a las tortugas,
no quería volver a ver aquello otra vez—, ¿Voy al baño?
—Ah, bueno, haberlo
dicho antes. Tienes revistas del Nathional Geografic dentro del baúl que hace
de mesa, cógelas si quieres. A mí me acompañan mucho cuando voy a... ya
sabes... al baño —dijo mientras se dirigía con los gusanos hacia sus asesinas.
—Genial. Ahora te
veo. Cuando acabes avisa.
— ¿Cuando acabe
qué?
—Cuando acaben de
comer las tortugas.
—Ah, vale. ¿Para
qué quieres que avise?
—Para salir —dijo
sin pensar mientras se escabullía dentro del baño, Lali ya abría la tapa del
tupper y tenía preparados los palillos... puag.
—Eh... — ¿Y qué
demonios tenía eso que ver con el baño? ¡Hombres! No hay quien los entienda.
Dio de comer a las
tortugas, las hizo alguna que otra carantoña, dejó la verdurita en el comedero
y aprovechó para recoger mientras Laura comía. Cuando esta acabó pasó
directamente a limpiar los residuos y demás porquerías que se acumulaban a
diario en el terrario mientras la iguana trepaba por las cortinas y se escondía
debajo del bando que tapaba los agujeros en la tela, y no es que Laura las
hubiera roto a propósito pero de jovencita se ponía nerviosa cuando había gente
en casa y de vez en cuando le daba por morder la tela... y bueno... había
algunos agujeros, así que Lali, práctica como era, en vez de comprar cortinas
nuevas —que costaban un ojo de la cara—, había pasado unos fulares grandes, de
estos que valen para cubrir muebles, por encima de la barra haciéndoles grandes
caídas en los puntos estratégicos, no quedaban mal como bando y a Laura le
gustaba esconderse en ellos, por tanto todo solucionado. Sacó a las tortugas,
las dejó corretear por el suelo y jugó con ellas. Cuando estaba con sus niñas,
no pensaba en nada más que en ellas. Eran tan cariñosas, tan divertidas, que
era imposible aburrirse.
— ¿Te queda mucho?
— ¡Ostras! —Se
había olvidado por completo de avisarle, lógico, era una petición estúpida—.
Sí, digo, NO, ya está, ya han comido.
Alex salió al momento del baño y Lali
volvió a meter las tortugas en el acuario. Se le quedó mirando fijamente,
esperando, por lo que él, extrañado la miró también.
—
¿Y?
— ¿No se te olvida
algo? —preguntó Lali señalando al baño.
—Eh... —Se giró y
comprobó que estuviera la luz apagada. Lo estaba—. No, no se me olvida nada.
— ¿Seguro?
—Mmh. —Fue al baño
y lo observó detenidamente, la tapa estaba bajada, más que nada porque no la
había levantado, se había sentado sobre ella a leer—. Sí, seguro.
Está bajada la tapa
—comentó para que se diera cuenta de que no había descuidado nada.
— ¿Y no hay que
hacer algo antes de bajar la tapa?
— ¿Mear?
—Después de mear.
—Bajar la tapa.
—Joder. TIRAR DE LA
CADENA.
—Aps.
—Sí, aps. No has
tirado de la cadena... será posible. Media hora en el baño y no has tirado de
la cadena, pues olerá a rosas —dijo dirigiéndose al baño, cuando entró se dio
cuenta de que no "olía a rosas" de hecho es que no olía a nada,
extrañada, levantó la tapa antes de tirar de la cadena... nada... el water no
había sido usado, se dio la vuelta para mirarle detenidamente.
—Contéstame a una
pregunta que me tiene intrigada.
—Dime.
— ¿Qué has estado
haciendo durante esta media hora en el baño?
—Leer.
— ¿Leer?
—Sí.
—Vale. — ¡Hombres!
¡¿Y dicen que las mujeres somos complicadas?! —No quiero saber nada más...
vamos a desayunar.
Contra todo pronóstico
la cafetera era express, moderna, negra y hacía un café delicioso. Quién sabe
por qué peter había imaginado que sería una cafetera heredada de alguna
bisabuela o algo por el estilo, así que se llevó una grata sorpresa cuando la
vio. Lali hacía el café bien cargado. Natural, para más señas. Sacó un par de
tazones enormes de desayuno, los llenó de café hasta la mitad y añadió leche.
Menudo tanque. Sacó una sartén plancha del horno y la puso sobre la vitro
añadiendo un poco de mantequilla, cortó los cruasanes por la mitad y los
cocinó; el olor hizo que Alex salivara.
—Huele de maravilla.
—Sí —dijo
poniéndolos en platos sobre la encimera.
LALI tomó un sorbo
de café y pensó en todo lo que había pasado en poco más de doce horas. Ufff...
luego fue más lejos y pensó en toda la semana anterior... UFFF... Hizo
balance... en el lado positivo: había conocido a un tipo que parecía bastante
majo. Ese mismo tipo parecía ser igual de friki que ella con las películas.
También habían dado de qué hablar a la Marquesa, esta vez por cosas agradables,
al menos para ella. La Marquesa seguro que opinaba de otra manera. Y por si
fuera poco se había pegado unos polvos de impresión. En el lado negativo: En
menos de una semana ya habían discutido... Ay, Dios, eso no pintaba bien, pero
también se habían arreglado, o sea, que eso iba al lado positivo. Más cosas
negativas... había cogido sus llaves sin decírselo, eso no le gustaba ni un
pelo, no, señor. Y... qué más... aps, en tres encuentros había roto dos tangas
y un body, mmh, se mordió los labios, tendría que proveerse de más ropa
interior barata a ser posible, no estaba la vida como para tirar el dinero.
¿Algo más? Si lo había no lo recordaba.
— ¿Qué piensas?
—preguntó peter al verla tomar café pensativa, en otro mundo.
—Nada, hacía
balance —miró por la ventana de la cocina—, parece que hace un día perfecto.
—Sí. Pero engaña,
hace bastante frío.
—Lógico, has salido
medio desnudo —comentó sonriendo. Se había quitado la chaqueta en el baño y
ahora estaba desnudo de cintura para arriba mostrando ese increíble torso.
—Es que alguien
rompió mi camisa —se encogió de hombros sin darle importancia.
jajaaja no puede ser tan buena la novela como me rio es la mejor tiene de todo
ResponderEliminarquiero mas porfavor
ResponderEliminarque malo peter como le puede poner eso en el cuerpo y peor que en dias se le quita
ResponderEliminarsubi mas porfavor
ResponderEliminarpeter es tremendo se pasa a veces pero me encanta jajajaj
ResponderEliminarlindo caps
ResponderEliminaryo que fuera mato a peter por lo que me hiso jajjajaja
ResponderEliminarlo celoso que esta peter con dani se muere por saber que estan inportante en la vida de lali
ResponderEliminarnecesito mas porfavor
ResponderEliminarson perfectos juntos como me gusta la novela espeor el proximo
ResponderEliminarMe mata la relación de estos dos, me causa mucha gracias las reacciones q tiene peter para con lo animales y en consecuencias la de lali ( me identifica mucho lo q no le da asco los bicho je!) Más nove!
ResponderEliminar@vale_cadenas
quiero massssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarsubi mas porfavor
ResponderEliminarnananana no me podes dejar asi tengo ganas de mas
ResponderEliminarestoy ansiosa por leer el proximo grosa
ResponderEliminarjajaj me encantaa mass noveeee
ResponderEliminarMe hacer reir y disfrutar ,un monton.
ResponderEliminar