24.
—Mmh, que te iba a
comentar, la casa está algo desordenada, ya sabes, lo típico, las revistas
encima de la mesa, la ropa limpia —remarco "limpia", solo faltaba que
pensara que lo que había colgado por toda la casa era ropa sucia— tendida por
ahí y, bueno, la verdad es que no soy muy amiga del orden... —comentó mirándole
atentamente, por favor, por favor, por favor, que no sea como el Vinagres, por
favor.
—Bah, estará igual
que mi habitación, entre el curro y tal no hay tiempo de nada —contestó
entendiendo completamente su mirada temerosa. Mamá se moriría si alguien viera
su casa desordenada e imaginaba que todas las mujeres pensaban igual, aunque a
él personalmente le daba lo mismo.
—Efectivamente
—dijo ella suspirando.
Las puertas del
ascensor se abrieron dando paso a un descansillo mal iluminado de baldosas y
suelos grises, los constructores de estas viviendas de protección oficial se
habían esforzado mucho por hacerlas lo más feas posible. Lali se detuvo un
segundo ante su puerta y respiró profundamente.
—Que sea lo que
Dios quiera —murmuró entre dientes.
Abrió la puerta,
dio un paso dentro del piso y se quedó petrificada.
Drácula asomó la
cabeza sobre el hombro de ella. ¡Caray! Si a eso le llamaba ella desorden no
quería pensar cómo estaría el piso cuando estuviera ordenado.
El piso
resplandecía como un espejo, lo poco que se veía del salón estaba brillante
como una patena, joder, ¡si hasta se podría comer sopa en el suelo! El aire
olía a limpio, no se veía ropa, ni limpia ni sucia, por ningún sitio, ni revistas
sobre la mesa. No estaba ordenado, estaba impecable.
Ella seguía parada
en la entrada, quizá esperaba alguna alabanza...
—Pues para estar
desordenada se ve muy bien —ironizó.
—No digas
chorradas, yo no he dejado así mi casa esta mañana —dijo tensa.
— ¿No?
—No, aquí ha estado
alguien.
Él la miró y entró
decidido al piso.
— ¡Eh! No pases,
podría haber alguien —comentó asustada.
—¿¿Y???
—Joder. Alguien ha
entrado en mi casa, lo mismo son ladrones o yo que sé.
— ¿Ladrones? No sé
de ningún ladrón que entre en una casa y se ponga a fregar. O que robe la ropa
limpia que esta por ahí colgada —enarcó varias veces las cejas.
—Sí, bueno. Pero
alguien ha estado aquí. Lo digo en serio. Mi casa JAMAS ha estado tan recogida.
—Pues no sé, lo
mismo se ha presentado el Hada de las escobas y le ha dado una pasada...
—No bromees. Te
digo que alguien ha entrado en mi casa y tú te cachondeas. —Estaba más que
asustada, irritada, parecía de locos—. Eh, espera, no entres, quien haya sido
puede estar escondido en alguna parte.
Drácula se volvió
al oír el reparo en sus palabras. ¿Escondido en algún lado? Seguro. Según podía
ver la casa era tan pequeña que si había alguien escondido tenía que ser un
liliputiense.
—Vamos, no te
preocupes, seguro que hay una explicación razonable. Quizá alguien de tu
familia ha pasado por aquí.
—Están fuera de
Madrid.
—Un amigo.
—Sí, claro, cómo no
se me había ocurrido antes. No tienen nada mejor que hacer que venir a mi casa
a recoger mi mierda. Por favor.
—Pues alguna
explicación habrá —dijo adentrándose en la casa mientras Luka le agarraba del
antebrazo para que se detuviera.
El piso tenía tres
puertas más, una daba al diminuto baño, otra a una caja de cerillas con una
cama con las sábanas tan estiradas que fijo que rebotaría en ellas cuando se
acostara y por último una cocina tan pequeña que si estirabas el brazo chocabas
con la pared. Sobre la encimera había un papel.
"Falta KH7, cristasol y pronto. Te he tirado el
pollo de color verde de la nevera y el champú vacío del baño. Ya me ha pagado
tu madre, este viernes y el que viene. Feli."
Le enseñó la nota a
Lali.
— ¿Y bien?
—Dios, lo había
olvidado. Ufff... es de Feli, la asistenta de mi madre. Me lo dijo por e-mail.
Se han ido a la playa y le ha dejado las llaves de casa para que me la limpie
como hace siempre que no están. Siento este lío...
— ¿Ves? Todo tiene
explicación —dijo acercándose a ella con "intenciones".
—Bueno, pues como
está todo aclarado voy a cambiarme de ropa. Espérame en el comedor y enciende
la tele, ahora vuelvo —dijo alejándose.
Dios, la había
liado buena, estaba con míster cañón en su casa y con el pelo horroroso, para
haber decidido que no podía tener un E.S.E. lo había complicado todo de mala
manera, pensó mientras le veía sentarse en el ex sillón de la abuela y encender
la ex tele de su madre. Ufff...
—Ey, van a echar
El Jovencito Frankenstein por la tele —le oyó gritar desde el salón.
—Genial. Me encanta
esa película.
La verdad es que no
le apetecía nada salir por ahí, ahora que estaba en casa todo el cansancio
acumulado durante la semana pesaba sobre ella. Además, y por si fuera poco,
iban a poner una de sus películas favoritas, divertida, entrañable,
irreverente... y que no tenía ni una sola escena de sexo... Nadie se sentiría
excitado por ver a Gene Wilder tocando el violín para atraer al monstruo que
había creado. Por el tono de voz de él al decirle que echaban la peli parecía
que le gustaba tanto como a ella. Mmh.
Acabó de
desnudarse, cogió la sudadera vieja que usaba para estar en casa, los vaqueros
deshilachados y rotos de estar cómoda, unos calcetines de lana —hacía frío y
odiaba andar en zapatillas por casa—, se hizo un moño con su horroroso cabello
y lo enfundó en una gorra con el logotipo de Faunia. No estaba guapa, no estaba
sexy, por lo tanto no creía que tuviera problemas en manejar la libido del
vampiro y si aun así sucedía un E.S.E. estaba en su casa y sabía dónde estaban
los interruptores de la luz, a oscuras no vería su pelo... Bufff, era
inconcebible que hubiera montado todo ese lío de la ropa para estar guapa y que
sin embargo ahora lo único que deseara fuera estar cómoda y calentita en
casa... eso sí, sin mostrar su pelo.
— ¿Qué te parece
quedarnos a ver la peli con una pizza en la mesa? —preguntó entrando en el
salón.
—Perfecto —contestó
él recorriéndola con la mirada, se había cambiado de ropa, estaba desarreglada,
daba una imagen fresca y cómoda. Estaba preciosa.
—Bien, ¿carne,
champiñones, pimiento verde y extra de queso?
—Y cebolla.
Viernes 7 de noviembre de 2011, 22.05h
25.
Mientras Lali se
metía en la cocina para llamar por teléfono, Drácula aprovechó para echar un
vistazo a su alrededor. El cuarto en el que se encontraba era bastante pequeño
y parecía estar amueblado con retales, pero se veía acogedor. El salón era
cuadrado, con un sillón de tres plazas tapado con un cubretodo naranja en el
que al sentarte te hundías tanto que haría falta una grúa para levantarte. A un
lado del sillón, y colocada sobre una estructura de metal blanco que no pegaba
con nada de lo que había alrededor, se situaba una pecera grandísima de casi un
metro de largo por medio de ancho con una rampa de césped artificial en un
flanco en la que nadaban dos tortugas apaciblemente. Tirados en el suelo al
otro lado del sillón estaban amontonados los asientos de algún otro sofá, sin
armazón, sólo el relleno con la funda; frente al sillón una caja de madera
barnizada con un cristal grueso encima hacía las veces de mesa. En la pared
libre, un aparador de madera de unos dos metros de largo, contenía un televisor
de 25 pulgadas marca Phillips de hacía por lo menos veinticinco años, un DVD
marca nisuputamadre, un montón de CDs y DVDs colocados en sus cajas
redondas, miles de fotografías en marcos de metacrilato y justo en el extremo
del mueble, un terrario que parecía haberse construido aprovechando la
estructura de un armario antiguo. Era un terrario alto con una rama
atravesándolo hasta el techo que hacía las veces de árbol, una cueva hecha de
troncos abajo, un barreño de metal que supuestamente sería una piscina para
reptiles y, sobre la rama, una iguana de metro y medio más o menos. Las paredes
estaban ocupadas por estanterías de metal ancladas a ellas, que contenían miles
de libros. El único cuadro que colgaba del salón estaba sobre el sillón y no
era exactamente un cuadro, sino un tablero de corcho que ocupaba toda la pared
y en el que estaban pinchadas fotografías de todos los tamaños. Se levantó para
mirarlas, en todas había personas en distintos grados de felicidad, disfrazadas
de robots, en bikini en la playa, tiradas en el suelo en la montaña... Colocada
en el centro del corcho, en el lugar de honor, una más grande que las demás le
llamó la atención. Era un grupo de amigos en ese mismo salón, dos mujeres
estaban sentadas en el suelo aplaudiendo mientras dos hombres de pie, vestidos
con minifaldas y tops ajustados hacían algo parecido a un pase de modelos; al
lado había otra con esas mismas personas, pero en esta los hombres llevaban lo
que parecía ser fundas de almohada enrolladas en las ingles y asumían la
postura de los luchadores de sumo... ¿Qué demonios?
—Divertida,
¿verdad?, es la fiesta de inauguración de mi casa.
— ¿La fiesta de
inauguración?
—Sí, cuando me
dieron la casa y la tuvimos más o menos montada invité a mis amigos y bueno,
acabaron revolviendo mi armario y vistiéndose con mi ropa.
—Vaya, sí tuvo que
ser divertido.
—Ni te lo imaginas.
Drácula siguió
mirando las fotografías, aunque había mucha gente retratada, esas cuatro
personas de la fiesta estaban en casi todas.
— ¿Son tus mejores
amigos? —dijo señalando la foto.
—Sí. ¿Cómo lo has
averiguado?
—Porque son los que
más salen en las fotos. Esos cuatro y esta chica —dijo señalando a una mujer
rubia, bajita, de cara con forma de corazón, ojos enormes y boca de piñón, con
un cuerpo estupendo y un vestuario muy sexy.
—cande. Antes éramos
inseparables, los cinco, euge, y su novio, nico, Rocio, cande y yo. Mira —dijo
señalando otra foto en la que salían todos siendo adolescentes sentados en un
banco de la calle rodeados de botellas de sidra vacías.
— ¡Menuda fiesta!
—Bueno, así que uno de los tipos con minifalda era el novio de euge, la chica robot, genial, solo le quedaba
descubrir quién carajo era el otro de la minifalda, había tanta complicidad
entre los componentes de esa foto, que se sentía... excluido... ¡qué idiotez!
—Aquí es cuando nico
se sacó el carnet de conducir, lo estábamos celebrando en la Plaza de la
Constitución, pero nos pillamos tal borrachera que no pudo estrenar el coche. Y
mira ésta —dijo señalando otra en la que se veía a cande con una gran tripa,
tenía cara de niña, no podía ser mucho después de la otra—, cande estaba
embarazada de ocho meses, teníamos las dos diecisiete años. El que está al
fondo es agus, el futuro padre de la criatura —dijo señalando a un hombre mayor
que los demás, de unos veinte y bastantes—. A partir de ese momento empezamos a
distanciarnos... cosas de la vida.
—Suele pasar.
—Y aquí, mi primer
trabajo montando exposiciones. —En esta fotografía salía agarrada a un hombre
joven moreno, de ojos claros, alto y musculoso, que era justo el mismo tipo que
en la foto de "inauguración" llevaba la minifalda morada, ese que aún
no sabía de quién era novio, grrr. Posaban agarrando entre los dos un cuadro
enorme que exponía un pene en erección de más de medio metro, de color amarillo
fosforito—. ¿Recuerdas que te comenté que había montado una exposición sobre
penes...? Dani fue mi primer jefe como el trabajo se me dio bien me fue dando
más cosas, fue conociendo a mi gente y al final acabó entrando en el grupo.
Cuando tuve que dejar de montar expos, él me consiguió un trabajo en la empresa
de su padre, así que ahora es mi amigo y mi jefe.
— ¿Es el que esta
vestido con la minifalda morada? —comentó indiferente a pesar de ya saberlo...
No le hacía mucha gracia el "tal Dani"—. A su novia tuvo que hacerle
gracia verlo de esa guisa.
26.
—Sí, es el mismo
—contestó riendo—, y estoy segura de que si tuviera novia —esta palabra le
provocó una gran sonrisa, como si fuera un chiste privado—, se lo hubiera
pasado en grande viéndolo. Pero como no la tiene, pues se quedó con las ganas.
—En ese momento se oyeron unos golpecitos, como de piedras golpeando algo y
lali se olvidó del tema—. ¿Has conocido ya a Clara, Lara y Laura?
—Creo que no. ¿Son
tus amigas? —dijo buscando el origen del sonido.
—Sí, mis mejores
amigas —dijo guiñándole un ojo—. Ven, que te las presento. Estas son Clara y
Lara. Llevan conmigo tres años, ¿a que son una monada? —dijo señalando el
acuario, las tortugas estaban moviendo las piedras del fondo y golpeándolas
contra el cristal. Las sacó del agua y les acarició el caparazón con la nariz.
Las tortugas a su vez sacaron la cabeza y la mordisquearon—. Ya, ya, ahora
mismo viene el menú, en cuanto me ven me piden de comer, son unas tragonas
impresionantes. Y esta de aquí es Laura —dijo abriendo el terrario de la iguana
y dejándola salir—; ten cuidado con la cola, cuando no conoce a la gente da
latigazos. ¿Qué tal, preciosa? —la iguana la ignoró soberanamente y se empezó a
subir a las cortinas—. En fin, Laura va a su bola. Voy a por la comida de mis
niñas.
Se dirigió a la
cocina y él la siguió apresuradamente, por nada del mundo se quedaría a solas
con un "bicho" que daba latigazos con la cola.
La cocina era
pequeña, una hilera de muebles blancos cubría una pared, la otra estaba
desnuda. Sobre la encimera había un plato metálico y plano con remolacha, nabo,
perejil, calabaza, tomate, espárrago y pepino cortados en trozos pequeños, al
lado había un tupper con agujeritos del tamaño de un alfiler en la tapa y unos
palillos chinos. Lali tocó la comida...
—Ya no está frío —lo
cogió todo y se fue al salón.
Colocó el plato con
las verduras en la jaula de la iguana y después abrió el tupper, estaba lleno
de gusanos vivos y repelentes, de color marrón, viscosos, babosos...
— ¿Qué es eso?
—preguntó Drácula mirándolos asqueado. ¿Quién coño iba a comerse eso?
—Crías de tenebrios
—contestó a la vez que cogía algunos de esos bichos asquerosos con los
palillos, de la misma manera en que él cogía los tallarines tres delicias... —,
es la comida favorita de Clara y Lara.
Les acercó los gusanos
a las tortugas y estas se lanzaron a por ellos, cada una mordió de un extremo y
entre las dos en apenas diez segundos los habían descuartizado y tragado para a
continuación mirar ansiosamente a Lali, que cogió otros pocos y repitió el
proceso demasiadas veces para el gusto del hombre. Puaj. Drácula se alejó
disimuladamente, como quien no quiere la cosa, sentía que su estómago se
revolvía. Demonios, él había cogido lombrices de pequeño, pero no las
descuartizaba... era vomitivo, jamás volvería a pensar que las tortugas fueran
animales parsimoniosos y tranquilos... eran asesinas natas.
Cuando acabó de
alimentarlas él respiró aliviado pero a las tortugas les pasó justo lo
contrario, no les sentó nada bien el final de la comida, bajaron de la rampa
veloces y empezaron a remover las piedras del fondo haciéndolas chocar contra
los cristales furiosamente.
—No, no. Ya habéis
comido demasiado —sacó una de las tortugas y la tocó suavemente una pata—, se
te sale la chicha —y era cierto, al estirar la pata de la tortuga se veía cómo
se le abultaba la piel por la abertura del caparazón—, y eso no está bien. No,
señorita. Estás a régimen, no, no. No hay más comida, si quieres te doy
lechuguita pero no más tenebrios. —Aunque sonase a locura, Drácula juraría que
cuando la tortuga oyó "lechuguita" encogió la cabeza y la metió en el
caparazón—. Ay, querida, para estar bella hay que sufrir... ¡Y comer verdura!
Ciao, preciosa.
—Ya veo que te
entiendes con ellas...
—Sí. Mano dura y
muchos mimos, mitad y mitad, y mira qué hermosas se crían. —Laura ya había
bajado de las cortinas y se había metido en su terrario a cenar. Lali cerró la
puerta y sonrió complacida—. Bueno, una tarea hecha. Voy a lavarme las manos,
¿te enseño la casa?
—Vale. Pero primero
guarda... eso. ¿No?
—Sí, claro. En
invierno los dejo fuera —dijo abriendo la ventana de la cocina y dejándolos
sobre la cesta de las pinzas—, con el fresquito se conservan mejor que dentro
de casa.
—Ajá —no quería
preguntarlo, de hecho no iba a preguntarlo—, ¿y dónde los guardas en verano?
—Dios, ¿por qué narices lo había preguntado?
—En la nevera,
claro. Fuera hace demasiado calor y se estropean.
— ¿Guardas eso en
la nevera?
— ¿Dónde sino?
—Sí... ¿Dónde sino?
En ese momento tomó
la determinación de que si por un azar del destino él y "mama
tortuga" seguían juntos en verano, nunca, JAMAS, comería nada en su casa.
Irían a restaurantes —eso sí, nada de asiáticos ni orientales, tardaría años en
borrar la imagen de los gusanos colgando cual tallarín— o morirían de hambre,
pero no comería nada de su nevera.
Se dirigieron al
cuarto de baño. Un lavabo diminuto, una ducha diminuta y un armario de espejo.
—Este es el Jacuzzi
enano —dijo lavándose las manos.
— ¿Cómo?
—Así es como lo
bautizó Javi cuando lo vio y desde entonces lo llamamos así.
—Apropiado.
—Sí, este es mi
cuarto —dijo entrando en la caja de cerillas, una cama y una mesilla con más
fotos sobre ella, un armario empotrado, cuadros a punto de cruz y una mesa
pequeña con un ordenador más viejo que Matusalén encima era todo lo que cabía.
—Muy grande...
— ¿A que sí?, a
veces me pierdo y todo... tanto espacio desorienta —dijo lanzando una carcajada
a la vez que daba vueltas sobre sí misma.
Drácula la miró
sobrecogido; en ese entorno se la notaba feliz, era como una niña pequeña
disfrutando de un día de sol, jugando con un castillo de arena. Esa casa era su
castillo de arena y los muebles y las fotografías, las conchas con que lo
adornaba.
Lali se dejó caer
sobre la cama, mareada de dar vueltas y siguió sonriendo.
—Y bien, ya conoces
mi casa. ¿Qué te parece?
—Preciosa. Como tú
—dijo acercándose a la cama.
—No no no —dijo
cantando—, está a punto de llegar la pizza y va a empezar la película, vamos al
salón.
— ¿Y a quién le
interesa esa película? Prefiero lo que tengo ante mis ojos —dijo con mirada
lasciva.
—Mmh...
"malditos sean sus ojos" —sonrió Lali recordando una frase de la
película.
—Vaya —exclamó
sorprendido, ¿sería posible que Lali resultara ser tan friki como él?—,
"llega usted tarde" —contestó con la frase de "Igor".
—Vaya, te lo sabes —dijo
sorprendida—. Genial. ¿Te parece si bajamos el sonido de la tele y decimos
nosotros los diálogos? ¿Quién te pides? ¿Igor o Frankenstein? —retó ella
aludiendo a los personajes principales de la película.
—"Se
pronuncia, Fron-kons-tin. Y usted debe ser Igor?" —rebatió él citando otra
frase.
—"Se pronuncia
A-i-gor" —acabó ella el diálogo de la película riendo; era tan friki como
él.
Si k es feliz ,eso demuestra k siempre se puede ser feliz,con las cosas mas esenciales.Lali sigue sin saber,como se llama Don Draculin,jajaja.
ResponderEliminarme encanto el cap
ResponderEliminarque bueno que de a poco se estan conosiendo
ResponderEliminarcomo me gusta la novela espero el proximo
ResponderEliminarque miedoso peter teniendole miedo al reptil jajaj
ResponderEliminarhermoso como siempre
ResponderEliminarme gusta como es lali en la novela un poquito loca pero me gusta
ResponderEliminarlali ni el nombre le pregunta a peter jajaj se quedara como dracula
ResponderEliminarcomo que celosito se estaba poniendo peter jajajaj con los hombres que estaban en la foto deseguro queria saber si era novio de lali
ResponderEliminarotro mas porfavor
ResponderEliminarme gusto el cap
ResponderEliminarestoy intrigada con lo que puede pasar con estos dos solitos jasjjaja
ResponderEliminarson unos amores
ResponderEliminarlindo cap
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarAngie***
Me encanta... y a mi también me dio asco eso de los gusanos !!!
ResponderEliminar¿sería posible que Lali resultara ser tan friki como él?- jjajaj me mori cuando penso esto todavia me rio jajaj
ResponderEliminarmasss noveee