un beso
15.
Colocó su equipaje
de mano y se sentó en su asiento, se abrochó el cinturón y esperó agarrando los
brazos del asiento con manos en forma de garras; no le daba miedo volar, le
impresionaba el despegar. Jamás podría comprender cómo era posible que un
cacharro tan pesado pudiera alejarse del suelo y volar por los aires. El avión
dio un par de tumbos y se elevó, Drácula respiró de nuevo, Pidió un periódico a
la azafata e intentó leer pero las letras escapaban a su compresión, estaba
demasiado distraído, guardó el periódico y se recostó en el asiento cerrando
los ojos, rememoró el fin de semana, había sido perfecto, bueno, casi perfecto.
Lástima que ella hubiera desaparecido dejando ese "mensaje", preparó
mentalmente su planning para esa semana, hablaría con sus padres, les
convencería de que había encontrado el sitio ideal, prepararía todo y
regresaría. Una semana como mucho. No más. Y mientras tanto... Internet era un
buen método de contacto.
Lunes 3 de
noviembre de 2011, 9.05h
La maldita llave no
entraba, siempre pasaba lo mismo cuando Luka llegaba cinco minutos tarde, la
puñetera llave siempre se atoraba, se negaba a abrir la puerta y cuando eso
sucedía inevitablemente desde dentro de la nave se oía sonar el teléfono una y
otra vez. Mierda. Si llegaba diez minutos antes la llave entraba sin problemas
y el teléfono no sonaba hasta las 9:30 pero si llegaba tarde, entonces todo lo
que podía ir mal, iba mal. Cuando por fin logró abrir, el teléfono había sonado
tres veces y por supuesto ahora estaba en silencio. Mierda. Atravesó corriendo
los cincuenta metros que separaban la puerta de su oficina, esquivó un par de
mesas de corte, dos contenedores de vidrio, una estufa de butano, las
estanterías de cristal y, haciendo una mueca de asco, saltó por encima de las
treinta cucarachas que se habían colado por el sumidero pensando que en la nave
encontrarían el paraíso sin tener en cuenta que alrededor del desagüe habían
rociado una botella entera de cucal. ¡Joderos! Cuando llegó a su oficina el
teléfono comenzaba a sonar de nuevo. Soltó el bolso en el suelo y se lanzó a la
mesa como si fuera Casillas, menudo paradón.
—Cristal Express,
buenos días.
Vaya con el
nombrecito del negocio, en vez de cristalería parecía de limpiador.
— ¡Dónde estabas!
Llevo llamando media hora.
—La llave decidió
no entrar en la cerradura —tenía que ser el jefe, ¡qué suerte la mía!
— ¡Excusas! Eso
sólo te pasa a ti.
—Lo siento. —No son
excusas, es tacañería, arregla la puerta de una vez y no se atascará la llave,
no te fastidia...
—Pues no lo
sientas, es importantísimo que estés en tu puesto de trabajo a la hora exacta,
cualquier cliente puede llamar. ¿Qué van a pensar si no hay nadie para
contestar?
—Lo siento
muchísimo. —Claro, culpa a la secretaria cuando tu jamás llegas a tu hora,
pensó lali, cuidándose muy mucho de decirlo.
— ¿Está acabado el
presupuesto para la calcografía?
—No, el viernes
volvieron a cambiar de medidas.
— ¿Qué más da?
Sabes que eso es prioritario. Ponte a ello ahora mismo. En mis tiempos si había
que trabajar en fin de semana se trabajaba. Lo quiero para dentro de media
hora.
—Sin problemas
—total, no vas a venir hasta mediodía; no hay prisa, que nos conocemos—, lo
tendrás en media hora.
—Más te vale.
Bien, según el tono
de voz, está claro que el jefe no ha tenido suerte con las carreras de ayer,
pensó lali. Acto seguido encendió su ordenador, sacó los presupuestos
pendientes, las facturas por cobrar, las ordenes de pagos... menudo montón de
papeles. Abrió el Thunderbird y revisó los e-mails. La calcografía había
vuelto a cambiar de medidas el domingo, menos mal que no había hecho el
presupuesto en casa, hubiera sido perder el tiempo.
Se abrió la puerta,
entró Gabriel, el hijo del jefe. Esperaba que al hijo le hubiera ido mejor en
las carreras que al padre.
— lali, he llamado
a las nueve y no estabas, ¿qué coño ha pasado? —gritó desde la puerta.
—La llave no
entraba en la cerradura —bla bla bla.
—Y una mierda, no
me cuentes rollos. Si no llegas a tu hora te quedas más tarde para recuperar.
—Sí, Gabriel.
—Todos los días me quedo más tiempo, no fastidies, pensó lali para ella misma.
—Y a ver si
adelgazas un poco que ya no cabes en la silla, joder, vaya impresión de mierda
que se llevan los clientes al verte, coño, te he dicho mil veces que la imagen
vende.
—Sí, Gabriel
—contestó lali mientras hacía como que miraba los correos, su puta madre, que
le dijera eso un tío que gastaba una talla 60 y llevaba un peluquín.
—Y en el servicio
se ven chorretones de mierda, límpialo.
—En cuanto acabe
los presupuestos —si no fueras tan guarro no habría chorretones.
—Déjala en paz,
Gabi, si tu caballo ha perdido no es culpa suya. Hola, preciosa, me encanta tu
conjunto —dijo el otro hijo del jefe, Daniel, entrando en la oficina.
—Hola, Dani, ¿qué
tal el fin de semana? —preguntó lali sonriendo. Adoraba a Dani. Era un tipo
excepcional y uno de sus mejores amigos, por no decir el mejor.
—Perfecto, conocí a
un yogurín que entendía —dijo enarcando las cejas.
—Joder, Dani, no
empieces con eso. Me voy a tomar café, paso de vosotros —dijo Gabriel de mal
humor. Había batido su record, entrar a trabajar a las nueve y cuarto y salir a
las nueve y veinticinco... quién fuera hijo del jefe.
— ¿Y qué tal con el
Yogurín?
—Divino de la
muerte... niña, creo que me he enamorado.
—Sí, como todos los
fines de semana...
—Ay, preciosa, tú
aún eres muy joven y buscas el amor eterno. Yo estoy más resabiado y prefiero
enamorarme todos los días echando un buen polvo que enamorarme para siempre y
despertarme todos los días del resto de mi vida mirando la misma cara... —hizo
una mueca de asco—, qué horror.
lali no pudo evitar
reírse, Dani era la bomba, divertido, encantador, cariñoso y homosexual...
lástima, hubiera sido su hombre ideal. Comentaron un poco el fin de semana
entrando en algunos detalles con cierto vampiro y cuando él vio que no podía
sacarle más información, la dejó hacer su trabajo. Poco después entró el último
de los trabajadores, todos habían llegado tarde, pero ninguno recibió bronca...
a veces odiaba ser mujer en una empresa de hombres.
A mediodía tenía
listo el maldito presupuesto. Una hora más tarde habían vuelto a cambiar las
medidas.
mas porfavor
ResponderEliminarpeter esta hasta las manos con lali ya quiere ir a verla amo que este asi
ResponderEliminarme encanta esta novela siempre estoy con ganas de mas
ResponderEliminaray me gusto mucho el cap
ResponderEliminarhasta el proximo genia
ResponderEliminarLa compadezco yo en su lugar no se cuanto hubiera aguantado!!! más!
ResponderEliminarsi pobre que fuerza ella para soportar todo eso
ResponderEliminarotro porfavor
ResponderEliminarespero el proxiomo grosa
ResponderEliminarme dio un poco tristesa este cap con todo lo que apasado lali =(
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssss
ResponderEliminarse pone muy intersante todo
ResponderEliminarquierooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarmasssssssssssssssss
please
necesito otro mas y no pido mas
ResponderEliminarSiguen con sus vidas.Nada k envidiarle a la d Lali, en su trabajo,jajaja.
ResponderEliminarCon dracula ,el trabajo seria muchisimo mas facil.
ResponderEliminarhayy q odiosos jefes!!
ResponderEliminarmass novee