56.
—Usted no la quiere, pero no quiere
que nadie más la tenga, ¿no es así? —escupió el conde.
—Para nada. Simplemente no quiero que
la tenga usted.
—Por favor —rogó lali, con un sollozo
a punto de brotar de su garganta—. Basta.
peter la miró, con un chispazo de
arrepentimiento en los ojos.
—lali...
—No. —Ella sacudió la cabeza, con las
lágrimas quemándole los ojos mientras intentaba contenerlas—. No diga más. Todo
lo que yo quería era quedarme en Cornualles, llevar una vida simple con la
gente que amo. No quería vestidos caros. —Cogió entre sus dedos la tela de su
falda—. No quería té, ni doncellas, ni halagos vanos. Yo sólo... —Tragándose
las lágrimas, lali se recogió la falda levantó el dobladillo y huyó de la
habitación.
perte la siguió con la mirada,
sintiendo que lo envolvía un enorme vacío mientras luchaba contra cada uno de
sus instintos que le gritaban que corriera tras ella.
—Espero que se sienta orgulloso de sí
mismo, lanzani —dijo el conde sarcásticamente—. Usted no tiene ni la menor idea
de lo que vale lali. Pero yo sí. Y si ella todavía me habla después de todo
esto, haré lo que sea para ganar su corazón. Ya no me importan más sus vendettas.
No hay absolutamente nada que yo pueda hacer para cambiar el pasado, pero
yo sí que no tengo intención de ser como usted y pasarme la vida viviendo en
él.
Cogió a su hermana del brazo y se
dirigió hacia la puerta. Cuando pasaron junto a peter, Diana apoyó una mano en
su antebrazo.
Peter posó sobre ella una mirada impersonal.
—Escuche a su hermano, milady. Vaya a
casa.
Ella inclinó la cabeza cortésmente y
asintió. Él la observó alejarse, sabiendo en su interior que había perdido su
última oportunidad de hacer sufrir al hombre que le había arruinado la vida.
Había tenido una oportunidad única de vengar el dolor de su madre, el
ostracismo de su familia y había abierto las manos, dejándola escapar.
Jamás había sabido manejar bien
ningún aspecto de su vida. Era una maldición con la que también había afligido
a lali, arrastrándola con él al sufrimiento cuando en realidad nunca había
querido herirla. Debería hallarle otro tutor. Él debería marcharse.
Se dio la vuelta y se encaminó hacia
la puerta.
Luego giró sobre sus talones y a
grandes zancadas atravesó la habitación en dirección al jardín adónde había ido
lali.
* * *
lali escapó por la puertaventana y
corrió escaleras abajo hacia la penumbra profundamente reconfortante del jardín
de los Fordham. El perfume de las madreselvas la envolvió mientras caminaba
entre las hileras de flores y setos, deseando únicamente un poco de soledad. No
podía ver a otra persona.
Pero principalmente no quería
enfrentarse a peter.
Ella misma no entendía lo que acababa
de sucederle. Ese tipo de arranques emocionales no era propio de ella; siempre
se había enorgullecido de su calmada sensibilidad.
Pero peter podía desestabilizarla
desde lo más profundo. Estaba tan ocupado en su venganza contra los fantasmas
de su pasado que no podía ver lo que tenía delante.
Ahora sabía lo suficiente como para
reconstruir una parte de su vida, para imaginarse la historia de un muchacho
seducido por una mujer rica y sentenciado al peor de los castigos por el
cornudo de su marido. Un muchacho que, al no poseer dinero o influencias, no
había podido salvarse.
lali no culpaba a peter por estar
amargado, por llevar una vida disoluta. Lo que le partía el corazón a la joven
era la incapacidad de él para dejar atrás ese pasado, enterrar la amargura.
Ella no podía cambiarle la vida; sólo él podía hacer eso. Y no estaba dispuesto
o capacitado para hacerlo.
—Hermosa noche.
lali giró bruscamente para
encontrarse con peter apoyado contra una haya nudosa, sombrío e inmóvil, un
cigarro iluminando la solemnidad de su rostro, su insólita belleza, sus ojos
atormentados.
Incapaz de soportar esa mirada, ella
se volvió y cerró los ojos, envolviéndose la cintura con los brazos. Quería
llorar pero no podía. Quizás las lágrimas hubiesen arrastrado consigo ese
indómito sentido de pérdida. Quería que su vida volviera a ser simple. Quería
volver atrás el tiempo y ser la muchacha despreocupada que había sido una vez,
con un hermano que los había rodeado de amor.
—¿Tiene frío?
lali levantó de golpe la cabeza y
halló a peter de pie junto a ella, con una expresión inescrutable, con los ojos
tan cargados de misterio como la noche.
—No.
Dio un paso para alejarse de él, al
tiempo que la llamada de un búho a su compañera llenaba el silencio.
—Cuando yo era un muchacho —dijo,
clavando la vista en un pedazo de tierra cubierto de jazmín de noche— solía
escabullirme al West End a espiar a los ricos. Miraba bailar a las mujeres
vestidas de seda y satén y a los hombres con sus pantalones a la rodilla, sin
una sola peladura en los zapatos. Siempre me preguntaba cómo aquellos dandis
glorificados podían mover el cuello con las camisas tan almidonadas y las
corbatas tan ajustadas, con esos intrincados nudos. Una vez pensé que yo era
más afortunado que ellos porque era libre. Podía ir y venir a mi aire, en tanto
que ellos estaban atados a sus propiedades y títulos. No fue sino hasta que
tuve siete u ocho años que me di cuenta que ser pobre era una trampa en sí
misma y que no tener dinero significaba que uno era una persona inferior. Hasta
ese momento sólo había conocido a gente como yo. Mi madre nunca me había
permitido aventurarme lejos, pero ese año el Támesis se había congelado y los
estibadores no tenían trabajo. De modo que, como yo era el mayor, conseguí un
trabajo juntando «desperdicios» congelados de las calles.
Obligada por la curiosidad, lali se
volvió hacia él.
—¿Desperdicios?
—Mierda de caballo petrificada
—respondió él sin rodeos, como retándola a mostrar su desagrado—. Mi padre me
llevó a Mayfair y Kensington con la esperanza de obtener un mejor precio por
ella. Recuerdo lo excitado que estaba yo. Nunca antes había estado tan lejos de
casa. Pensaba que iba a ser toda una aventura.
La primera vez que me escupieron y me
llamaron golfillo mugriento, me di cuenta de que yo no era como esa gente. Me
sentía un extranjero en mi propio país.
Hasta ese momento, lali se había esforzado
por no dejarse llevar por los sentimientos, demasiado temerosa de abrir su
corazón, pues peter relataba su historia sin un ápice de autocompasión. Pero
ahora todo cuanto podía ver era a ese niño engañado por un mundo que no trata a
todos como iguales.
—Cuando le conté a mi madre lo que
había sucedido —prosiguió—, ella me llevó fuera de la casa y nos sentamos
juntos en el extremo del muelle. Dijo que todas las personas habían sido
creadas como iguales ante los ojos del Señor, pero que algunas de ellas no
habían sido bendecidas con demasiado juicio.
lali sonrió a través de la bruma de
las lágrimas.
—Su madre era una mujer muy sabia.
Él aplastó su cigarro con el taco.
—Usted me recuerda mucho a ella.
—¿Yo?
Él asintió, con lentos movimientos de
la cabeza.
—Tiene usted la misma clase de
sabiduría en los ojos, una capacidad innata de comprender a las personas.
lali deseaba desesperadamente
acercarse, echarle los brazos al cuello y abrazarlo fuerte. Él había abierto
una puerta y ella presentía que era la primera vez en mucho tiempo que hacía
algo así. Pero las revelaciones parecían confesiones y en lo más profundo de su
ser empezó a sentirse inquieta.
—¿Podría contarme qué sucedió entre
su madre y el padre de Christian?
Él cambió de posición, con la mirada
perdida y lali notó que luchaba con el recuerdo.
—Ese día había estado nevando.
Recuerdo lo crudo que estaba el día. Yo tenía las manos frías. —Las miró,
hundiendo el pulgar en la palma de la mano contraria, como tratando de
calentarlas—. Mi madre temía que pasáramos hambre ese invierno porque no había
trabajo y mi padre estaba bebiendo mucho más que antes. Por más de un mes ella
había buscado empleo en cuanto lugar había podido.
Una noche se desmayó en la calle
llevando en brazos mi hermana Jensyn, que en ese entonces tenía sólo seis
meses. Mi madre tenía que ir a todas partes con ella porque aún estaba
amamantándola.
Qui ero saber cómo sigue antes q Peter se arrepienta y corte el relaTo.Qué vida triste!
ResponderEliminarComo Vivu ,quiero saber,Peter ,no acostumbra a terminar su historia, y deja muchos cabos sueltos,k no lo dejan avanzar.Y Lali no puede hacer nada.K no busque otro tutor,xk lo puedo llegar a matar con el pensamiento.Se nota k amaba a su madre,y le dice a Lali k ella es parecida,ya es un pequeño avance.
ResponderEliminaraaaaa espero que no busque un tutor peter para lali y que se quede con ella
ResponderEliminarque vida de perros llevo peter por dios
ResponderEliminarque bueno que peter se abri hablando asi con lali
ResponderEliminarmuero por mas
ResponderEliminarno los podes dejar asi
ResponderEliminarmassssssssssssss
ResponderEliminarme muero de la intriga espero qeu le cuente y que no salga corriendo despues
ResponderEliminarhermosa la novela como siempre
ResponderEliminarmuero por mas
ResponderEliminary si peter no deja su pasado lali no puede hacer nada espero que pronot peter se de cuenta y deje todo lo que a vivido y piense un futuro con ella
ResponderEliminaray no como llore cuando peter le contaba de su vida ="(
ResponderEliminarpobre no se como sigue todo eso pero tuvo una vida de perros entiendo por una forma como es pero por otra no
ResponderEliminarme dejaste sin palabra =(
ResponderEliminarotro porfavor
ResponderEliminarme fasino el cap
ResponderEliminarre triste la vida de peter mas linda lali que quiere ayudarlo pero no sabe como
ResponderEliminarque lo contenga y lo bese y abraze que no se quede con las ganas
ResponderEliminarmas mas mas mas mas
ResponderEliminarporfavor porfavor
aaay que triste cap!
ResponderEliminarhayy mnasss :S
ResponderEliminarPobre Peter :/ qe triste la historia. Espero qe no busqe otro tutor, qe se qede con Lali :D <3
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