conquistar a la doncella48

48.
—¿Hay algo que yo pueda hacer para ayudarla? —preguntó Clarisse, sentándose en el borde de la cama—. Soy muy buena para escuchar.
Lali deseaba confiarse a ella, pero no podía involucrar a la marquesa en sus problemas. No quería atraer la ira de peter sobre alguien más.
—Gracias, pero son cosas que tengo que resolver sola. Espero que comprenda usted.
—Entiendo perfectamente. Usted me recuerda mucho a mí. Pero ya sabe que puede hablar conmigo o con Peter sobre cualquier cosa que esté preocupándola. Como su tutor él tiene la responsabilidad de ayudarla en todo.
«¿Y si él es parte del problema?» Lali casi deseaba poder volver atrás y ser simplemente dos personas que están conociéndose.
—Mi tutor tiene otros asuntos de los cuales ocuparse.
Y no podía evitar preguntarse si en la actualidad uno de esos asuntos sería una amante, dado que parecía haber tenido prisa por marcharse.
Sin preámbulos, Clarisse preguntó:
—¿Siente usted algo por Peter, lali?
—No —dijo la joven rápidamente, pero su negativa fue demasiado abrupta—. Por supuesto que no.
—Sospecho que a él usted le resulta muy tentadora. Sin ánimo de ofender, hay en usted una inocencia que a peter le atraería. En realidad, envidio esa encantadora frescura que parece ser tan suya. Me recuerda lo que he perdido.
¿Estaría pensando en su marido? lali se lo preguntaba. Al parecer, Clarisse se había enamorado de un tahúr y un granuja, alguien muy parecido a peter. ¿Acaso el desengaño habría sido también el destino de lali si ella se hubiese permitido sentir algo por peter? ¿Encontraría él alguna vez alguien que pudiera curarle las heridas de su juventud?
—Me imagino que usted podría ser estimulante hasta para los hombres de la buena sociedad más hastiados de la vida —continuó Clarisse—. No tengo duda de que tendrá candidatos para elegir y que estará entrando a la iglesia antes de que termine la temporada.
Eso era exactamente lo que lali temía. Y aun así sus pensamientos volvieron a concentrarse en peter. Se sentó en la cama junto a Clarisse.
—¿Alguna vez peter le ha contado algo de su vida? Simplemente siento curiosidad, sabe. Cada vez que yo saco el tema, él se retrae.
—Supongo que no lo sabe usted, ¿verdad?
—¿Que no sé el qué?
Clarisse la miró con ojos llenos de tristeza.
—peter perdió a toda su familia.
lali le clavó la mirada, mientras su mente regresaba al día en que peter le había dicho que su familia se había ido.
—¿Quiere usted decir que están muertos?
—Se supone que sí. Nadie lo sabe con certeza. La mayoría de la gente no está al tanto de esto. Yo lo sé porque mi curiosidad, como la suya, fue más fuerte que yo y contraté a un alguacil de Bow Street[1] para averiguar lo que pudiera. Me contó cada cosa... —Sacudió la cabeza—. Ningún niño debería vivir como vivió peter.
—Sé que era pobre.
—Más que pobre. Vivía en una pequeña cabaña sobre el Támesis, al borde del mercado, donde el hedor de las aguas negras y del pescado podrido lo impregnaba todo. Su padre conducía un carro, transportando la pesca del día. peter, sus hermanos y hermanas tenían que limpiar el pescado y venderlo de casa en casa a aquéllos que tenían poco más que ellos. Los ricos rara vez ponen un pie en esa parte de Londres. Su padre estaba más tiempo sin trabajar que trabajando. Bebía mucho y golpeaba a sus hijos con frecuencia. peternunca fue a la escuela, lali.
—¿Es decir que nunca aprendió a leer y escribir?
—Aprendió, con el tiempo. Creo que Tahj le enseñó. Pero era prácticamente un ignorante. Es sorprendente que haya llegado tan lejos en la vida. Ahora es muy rico, principalmente porque tiene una habilidad innata para los negocios y por su inteligencia para cerrar tratos. Y nunca hubo un hombre que supiera leer una baraja de naipes como peter. Pero, lo que es aún más importante, sabe leer a las personas.
lali aún se sentía paralizada por lo que acababa de enterarse. peter detestaría enterarse de que sentía compasión por él.
—¿Qué le sucedió a su familia?
—No lo sé —respondió Clarisse con un suspiro—. Al parecer todos desaparecieron cuando peter tenía unos diecisiete años. No estoy segura de cómo terminó en la India, hay algo acerca de esa época de su vida que también mantiene en secreto. El hombre lleva sobre los hombros cargas muy pesadas, pero rehúsa hablar de ellas. Le estoy contando esto,lali, porque percibo que usted tiene buenos sentimientos hacia él y aunque peter preferiría no querer a nadie, creo que él también alberga sentimientos por usted. Vi el modo en que la miraba cuando usted estaba distraída. Usted ha abierto algo en el interior de él, algo que él había cerrado mucho tiempo atrás y creo que usted podría ser exactamente lo que él necesita. Yo deseé una vez ser esa persona, pero aunque peter proteste diciendo que él no es un caballero, sí que lo es. lali miró de reojo a su anfitriona.
—¿Usted y él...?
—No —Clarisse sacudió la cabeza—. Pero no fue por falta de intentos de mi parte. Aunque él siempre ha sido un buen amigo. Estuvo apoyándome cuando murió Charles.
—Lamenté mucho enterarme de que perdió usted a su marido.
—Se lo agradezco, pero yo no era más que una pantalla para Charles. Mi marido prefería a los hombres, sabe.
lali trató de ocultar su mirada atónita.
—No hace falta que sea cortés. Cuando me casé con Charles, yo sabía que él no me amaba, pero mi confianza sufrió aún más cuando no mostró interés alguno en tocarme. Cuando me enteré de sus preferencias, me lo tomé muy mal.
—Pero eso no tenía nada que ver con usted.
—Lo sé, pero a menudo la verdad no es un bálsamo. No me enorgullece mi comportamiento después de que me enteré del secreto de Charles. Fue durante esos días de descontrol en que conocí apeter. Le debo mucho. —Levantó la barbilla—. Pero ya es suficiente de esto. Tenemos un baile para el cual prepararnos. Y le prometo, mi querida, que su debut será el tema del que se hablará durante toda la temporada.
A fuerza de voluntad, peter se las arregló para no acercarse a lali durante toda la semana anterior al baile.
Quizás era por eso que todas las noches se había quedado levantado hasta tarde, con la mente atormentada por imágenes de lali en compañía de otro hombre.
Que Dios lo ayudara, la echaba de menos. Ella tenía tanta pasión, tanta alegría de vivir. Demasiadas veces a lo largo de la última semana se había imaginado el rostro animado de la joven cuando jugaba con los gatitos o cuando andaba acompañada de Sadie, que lealmente correteaba a su lado.
O había pensado en la respuesta de ella a su contacto.
Mientras la miraba descender la escalinata llevando un vestido de seda amarillo pálido, con un canesú más recatado que la mayoría, pero que acentuaba la generosidad de sus pechos y la esbelta curva de su cintura, y que podía hacer a un hombre desear rodearla con sus manos y atraerla hacia sí, casi olvidó sus buenas intenciones. Quería esconderla y echársela al hombro, llevarla de regreso a Cornualles y a la aislada ensenada donde habían recogido ostras. Quería que ella fuera otra persona. lali sin el título y la pompa, sin el hermano que había muerto a causa de peter.
—¿Por qué el gesto sombrío, amigo mío?
Volviendo la espalda al objeto de su obsesión, peter se encontró con su amigo y compañero de Los Buscadores de Placer, Derek Hardwicke, de pie junto a él, cortés e impecable como siempre.
Mirándolo, nadie adivinaría que bajo esas ropas de corte perfecto se escondía un hombre peligroso, lord inglés y hacendado de las Highlands[2] escocesas, mandatario con puño de hierro. «Pagano» era el apodo que le habían puesto a Derek, ganado de muy buena ley.
—Jesús, pero si estás menos feo que de costumbre.
peter le extendió la mano a su amigo, quien, riendo, le dio una palmada en la espalda que le hubiese partido el espinazo a un hombre menos fuerte. Lo que a Derek le faltaba en altura, con sólo un metro ochenta y cinco, lo compensaba con su fuerza física. Era una bestia musculosa.
Él y Derek se conocían desde la época en que peter había escapado de la India, antes de que hubiera regresado para librar una batalla que nada tenía que ver con los deseos de Inglaterra de aplastar el gobierno indio bajo sus pies. Derek sabía lo que era la rivalidad entre dos países. Su madre había sido la heredera de una gran propiedad inglesa y su padre el hacendado de uno de los clanes más feroces de las Highlands.