Capítulo Uno
“¿El muy bastardo te ha dicho alguna vez que aprecia tu
trabajo?” La voz de Tim era como un pequeño e irritante mosquito zumbando
alrededor de la cabeza de Lali Esposito, fastidiándola mientras miraba
ceñudamente hacia la agenda que estaba programando en su portátil.
“No, y me paga lo suficiente como para que no tener que
escuchárselo decir”. Ignoró su sarcasmo y agregó la fecha de grabación en el
estudio para el martes 23, antes de apretar el botón de guardar y cerrar la
ventana de su pantalla.
“Mentira, Lali. Todo el mundo necesita oírlo de vez en
cuando. ¡Por qué demonios insistes en matarte por ese estúpido ingrato, nunca
lo entenderé!” Su hermano se pasó la mano a través del siempre despeinado
cabello rubio y endureció el gesto hacia ella. “No has tenido unas vacaciones verdaderas
durante los siete años que llevas trabajando para él, ¿y ahora el hijo de perra
también pretende que renuncies al fin de semana en que habíamos planeado una
fiesta familiar especial por tu cumpleaños?”
Lali suspiró y alzó la vista hacia los azules ojos de Tim. “Regresaré
a tiempo para la fiesta. Te lo prometo. No debería tomarme más de un día. Está
programada para el domingo por la tarde ¿verdad? Simplemente no tendré el fin
de semana completo de descanso, eso es todo. No es para tanto”. Pero sí que lo
era y ella lo sabía muy bien.
Tim volvió a fruncir el entrecejo ante su pálido rostro. “Ni
siquiera tienes un horario fijo… ese bastardo espera que lo abandones todo y eches
a correr cada vez que decide que te necesita. ¿Cuándo fue la última vez que
tuviste una noche decente de sueño?” Miró la pantalla del ordenador como si se
tratara de un bicho desagradable. “No estás comiendo bien. Estás hecha un asco.
Mamá está muy preocupada por ti. ¿Me he perdido alguno de los demás beneficios
que tienes en este trabajo-único-en-la-vida?” Lali no tenía intención alguna de
estar abiertamente de acuerdo con él. Ni siquiera aunque estuviese en lo
cierto. Era demasiado humillante.
Le sonrió y puso su mano sobre los finos dedos que él había apoyado
en el borde del escritorio. “Gracias por preocuparte por mí. Pero me encanta mi
trabajo. No necesito tener un horario de nueve a cinco. Me encanta la variedad.
Me encanta la prisa. Nunca me aburro”. Pero eso no significaba que no fuese a
renunciar en cuanto viera a su jefe esa misma tarde.
Clavó los ojos en ella. “Tu jefe te trata como a una mierda.
El hijo de puta te pisotea como si ni siquiera existieras, y tú simplemente lo
sigues a todas partes y limpias sus malditos desastres. Renuncia y recupera tu
vida. El dinero no vale la pena”.
Sí. Adelante. Las palabras de Tim la atravesaron como un
cuchillo desafilado. El aliento se le quedó atrapado en la garganta. Sabía que
no tenía intención de ser cruel. Que sólo estaba preocupado por ella. Que quería
cuidarla. Toda su familia la cuidaba. Y todos la compadecían. Compasión… justo
lo que necesitaba en su trigésimo cumpleaños. Tragó y se mordió la comisura del
labio inferior. De ninguna manera iba a reconocer que iba a recobrar su vida
tan pronto como llegara la mañana del día siguiente. Pero admitir la derrota
era aceptarla.
“Me gusta mi trabajo. Quizás no tenga el jefe más atento o
considerado de la tierra, pero me paga excepcionalmente bien, tengo un gran
seguro y prestaciones, puedo ir a lugares y ver cosas que nunca hubiera podido
como asistente profesional en la oficina de una empresa en Wall Street. Viajo
en primera clase en un avión privado. Tengo abierta una cuenta de gastos. Y no
tener todos los fines de semana libres no es más que uno de los inconvenientes de
ser indispensable”. Por un jodido día más, en cualquier caso.
Tim se inclinó, la besó en la frente, gruñó algo sobre
trabajar para idiotas egoístas que pensaban que el dinero era el remedio para
todo en la vida y la dejó cavilando acerca de su trabajo y su solitaria vida.
Apagó el ordenador portátil y apoyó la cara entre las manos.
Él tenía razón, por supuesto. Todos la tenían. Y estaba triste, se sentía
absolutamente patética. Suspiró. Realmente no le importaba trabajar para un
hombre como Michael Furie, siempre y cuando realmente la valorara y necesitara.
Soltó una aguda carcajada vacía de diversión en el fondo.
No había muchas probabilidades de ello. Peter Lanzani no
necesitaba a nadie… ni apreciaba a nadie.
Peter Lanzani era un todo poderoso, terco, metomentodo y
totalmente misógino hombre chovinista. Se estiró y cerró la computadora con un
gemido. A menudo se preguntaba si al menos era consciente de que ella existía
más allá de su capacidad como inmutable, eficiente, tolerante felpudo y niñera.
¡Ah, sí! Y el aspecto más importante de su cómodo trabajo… limpiadora
profesional de desastres.
Sabía porqué Lanzani quería que volara a Aspen de inmediato.
Como si ser tratada como un cuadro colgado de la pared no fuera ya
suficientemente malo. La necesitaba para “tenerla como aliada” una vez más. ¿Acaso
ella parecía una línea de defensa de mierda? Gruñendo, se levantó de la silla y
desconectó los cordones y cables de la computadora, metiéndolos con
irritación en la bolsa de transporte. Se apartó de la cara un rizo suelto y observó
su reflejo en el bisel del espejo de corte antiguo que había sobre la chimenea.
Se veía hecha una mierda, justo como Tim le había dicho.
Bueno, no se estaba volviendo cada día más joven. Bien, nunca había tenido la
oportunidad de conocer hombres decentes que la vieran como algo más que la acompañante
de Peter Lanzani. De acuerdo, la única razón por la que toleraba a ese imbécil
era porque había sido lo suficientemente patética como para enamorarse del muy
bastardo en algún lugar a lo largo del camino. Como si él alguna vez fuese a
darse cuenta.
Fijó la mirada en su cara enrojecida. ¿Eso era otra jodida
arruga?
Cerrando los ojos, contó lentamente hasta cincuenta. Hasta veinte
ya no era lo suficientemente largo para recuperar la compostura. El momento
había llegado definitivamente. Por supuesto, había tenido esa conversación con
su reflejo muchas veces anteriormente, pero esta vez iba realmente en serio.
se ve biien !!! :D
ResponderEliminaresperemos los siguientes capitulos...
quiero maaas !!
una cosita, emm.... no te lo tomes a mal, eh? pero... podrias cambiar el tipo de letra?? esq por lo menos yo, no la veo muy claro :S
sube prontito :D
quiero mas=)
ResponderEliminarque buena la nove... que hdp Peter... hay que valorar a las personas...
ResponderEliminarnos vemos pronto