35.
Si
tan sólo las gotas de lluvia fuesen chelines, sus problemas se resolverían.
Pero ni siquiera eso cambiaría el hecho de que ahora las tormentas le
provocaban terrores nocturnos[1].
Sus
padres habían muerto en una tormenta en alta mar. Su abuela había fallecido en
una noche en que la lluvia azotaba la tierra. La noticia de la muerte de su
hermano había llegado durante un inesperado temporal.
Nunca
olvidaría el rostro sombrío del joven militar que le había contado sobre la
valiente lucha de Nico por sobrevivir, sobre sus heroicas hazañas por el país.
Sobre su amor y devoción por ella. Durante los primeros momentos, Lali sólo
había sido capaz de pensar, egoístamente, que ahora se quedaba sola. Luego le
había llorado y durante meses apenas había conseguido seguir con su rutina.
Sadie
chocó contra uno de sus muslos y al bajar la mirada Lali vio fijos en ella
aquellos ojazos castaños que comprendían su pena.
Le
dio una palmadita en la cabeza.
—Lo
sé —la consoló—. Pero debemos ser valientes. Todo esto terminará pronto.
Alejándose
de la ventana, la joven clavó la vista en su cama. Peter había desalojado la
habitación de ella esa mañana, Olinda lo acomodó en un cuarto al otro extremo
del corredor. Sin embargo, su huella aún no se borraba, las imágenes de su
cuerpo tendido atravesando el cubrecama, sus labios carnosos curvados en una
sonrisa provocativa mientras la acariciaba con la mirada.
Lali
cerró los ojos y se puso una mano sobre el pecho, deslizando suavemente un dedo
sobre uno de sus pezones y sintiéndolo responder al contacto. Peter había
despertado dentro de ella algo que no podía simplemente revertirse o ser
encerrado nuevamente.
Dejó
caer la mano, desechando ese pensamiento y le vino a la mente Maxi. ¿Qué
querría decirle que fuera tan importante como para tener que reunirse en un
lugar aislado a la medianoche? ¿Estaría esperándola en la ensenada en una noche
tan desapacible?
La
mente racional de Lali le decía que nada malo le sucedería, ella conocía bien
el terreno. Era la tormenta lo que la inmovilizaba.
Decidió
que iría a ver cómo estaban los gatitos, para asegurarse de que Sassy no se
había cansado de sus nuevos deberes y abandonado a los bebés para que se las
arreglaran solos.
Había
uno en particular que era de menor tamaño que el resto, un pequeño gatito
manchado que no había querido mamar. No sobreviviría si no comía pronto.
Lali
salió de su habitación y caminó hacia el final del oscuro corredor, rodeada por
el aullido del viento y el chirrido de la casa.
¿Cuántas
noches esos mismos sonidos la habían arrullado? ¿Y con qué frecuencia se había
metido en la cama de su abuela para escuchar sus relatos acerca del pasado de
Cornualles, repleto de leyendas, de cómo había sido crecer siendo la única niña
en una familia con cinco hermanos mayores, hojalateros y mineros de toda la
vida, todos los cuales, con el tiempo, habían muerto por envenenamiento
pulmonar? Aquéllos habían sido tiempos difíciles que habían sobrellevado merced
a la fuerza del amor que los unía. Había momentos, tarde por la noche, en que a
Lali le parecía oír sus risas y el ruido de pies corriendo. Los sonidos de una
casa que tenía alma.
Entró
a la cocina desde el corredor de servicio. Se oía el clic de las uñas de
Sadie contra el piso de madera dura. Después de apoyar el candelero sobre un
tarro de harina, Lali se arrodilló delante del cajón.
El
espectáculo con el que se encontró la hizo sonreír. Los gatitos estaban
acurrucados contra la panza de Sassy, profundamente dormidos, y ruidosos
ronroneos de satisfacción llenaban la silenciosa habitación. Ella había
bautizado a tres de los gatitos como Winkin', Blinkin' y Nod[2].
Al negro, que ella consideraba como el gato de Lucien, lo había llamado
Inkwell.[3]
Tras
una segunda ojeada a los gatitos, Lali frunció el ceño. Contaba sólo tres.
Faltaba Inkwell. Sabía que el pequeño felino tenía ansias de conocer mundo,
¿pero a la medianoche? La casa tenía muchos recovecos y grietas en los que
podía meterse y lugares donde podía caer y hacerse daño.
Levantando
la vela, Lalise propuso encontrar al gatito, aunque localizar a un gato negro
en la oscuridad sería una empresa difícil. Sólo esperaba que el pequeño Inkwell
se hubiese acurrucado en algún lugar para pasar la noche.
A
mitad del corredor paralelo al hueco de la escalera, un sonido hizo que Lali se
parara en seco. Una sola nota triste flotaba atravesando el aire, seguida un
momento más tarde por un acorde ligeramente desafinado.
Alguien
estaba tocando el piano en la biblioteca.
Mientras
se acercaba, Fancy notó un delgado haz de luz filtrándose por debajo de la puerta
cerrada. Desechó la posibilidad de que se tratara de un intruso. Los matones de
Calder no se detendrían a acariciar las teclas o a producir un sonido
nostálgico que fuera directo al corazón de Lali.
El
picaporte hizo sólo un ligero clic cuando ella lo hizo girar, abriendo
la puerta apenas para espiar dentro. En la penumbra interior, lo único que
podía verse con claridad era el perfil de afilados ángulos y el cabello oscuro
de Peter rozándole los hombros, ligeramente teñido por el resplandor del fuego.
Algo
en él daba la impresión de que estaba herido, había una cierta vulnerabilidad
en esa pose austera. Sintió que por fin estaba viéndole tal cual era. Bajo esa
imagen de bribón encantador parecía esconderse un dolor que venía desde lo más
profundo, desde un lugar que nadie había curado o que quizás nadie podía curar.
Acunaba
a Inkwell contra el pecho, acariciando suavemente al gato dormido, con tal
angustia en el rostro que a Lali casi se le partió el corazón. Había protestado
tanto por tener que cuidar a los gatitos, pero ahora sus acciones desmentían su
descontento de esa tarde.
Al
notar la presencia de su nuevo amigo, Sadie comenzó a mover la cola en serio,
aporreando de lleno la pared antes de que Lali pudiese retroceder para salir de
la habitación.
Peter
levantó bruscamente la cabeza y atravesó a la joven con la mirada, haciendo que
permaneciera clavada donde estaba. Tenía los ojos vidriosos y era obvio que
había estado bebiendo. Parecía estar al borde de una reacción violenta, no era
el mismo hombre que esa tarde había recogido ostras con ella.
—Lo
siento —murmuró ella—. No era mi intención molestarlo. —Vio la botella de bourbon
vacía y la de coñac a medio beber.
Luego
la joven notó otras cosas, como la camisa de él, abierta y suelta fuera de la
pretina dejando el pecho al descubierto, y el primer botón de sus pantalones de
talle bajo negligentemente desabrochado.
Su
torso era liso, firme, sin un solo vello que estropeara su perfección, sólo
músculo, sólido, rígido, cubierto por una piel tensa y glaseada por el sol.
—Has
estado molestándome desde que te conocí —dijo él en voz baja, en un tono
ligeramente áspero—. ¿Por qué debería ser diferente ahora? Depositó al gatito
sobre una desgastada butaca de orejas y le hizo señas a Lali—. Adelante,
señorita Purdy.
—Sólo
estaba buscando al gatito.
—Pues
acabas de encontrarlo.
Su
mirada no se apartó de Lali ni por un momento mientras se llevaba el vaso hacia
los labios.
Algo
en la expresión de sus ojos hizo estremecer a la joven.
—Debería
devolvérselo a Sassy.
—Ah,
pero no puedes.
Lali
se paró en seco.
—¿Por
qué no?
—Porque
lo he tomado como rehén. El precio de su liberación es tu compañía. Bebe algo
conmigo.
—Creo
que usted ya ha bebido lo suficiente.
—¿Te
parece? Lo consultaré con expertos. A ver, ¿qué te apetece? —Fue hacia la
vitrina y sacó otro vaso—. ¿Jerez? ¿Oporto, tal vez?
Lali
dudó, su voz interior emitía una advertencia que por una vez estuvo a punto de
tomar en cuenta.
—Jerez
—dijo, prometiendo para sí quedarse solamente unos minutos.
Una
vez hubo servido la bebida, él se dio media vuelta, reclinándose contra el
borde de la vitrina.
—Deja
de rondar la puerta, muchacha. Ven por tu bebida.
noooooooooooooooooooooooooo me la dejaste alli picando que aran estos dos asi
ResponderEliminarpobre peter que es lo que oculta me dejaste intrigada con eso
ResponderEliminarjodeme que el gatito estaba con peter y lali alli muriendose viendolo con el es lo mas subi otro
ResponderEliminaryo tambien quiero saber que le quiere desir maxi a lali
ResponderEliminarsubi mas porfavor cada vez me gusta mas
ResponderEliminarquieroooooooooooooo
ResponderEliminarmasssssssss
novelaaaaaaaaaaa
porfavor
genia
quiero que esten juntos estos dos estan ardientes que se quemen juntos
ResponderEliminarmas lindo el capitulo
ResponderEliminarmas novela
ResponderEliminarme re gusto quiero otro
ResponderEliminarme muero por saber que va a pasar
ResponderEliminarpobre lali que feo que las tormentas le traigan esos recuerdos porfavor otro mas
ResponderEliminarlindo capitulo
ResponderEliminarlos dos tomando como que van a hacer una locura espero el proximo
ResponderEliminarespero el otro cap me gusto demasiado la novela
ResponderEliminarPobre peter tiene tanto sufrimiento en su interior =/
ResponderEliminarquiero mas nove
esta genial
un beso
Juli♥
Está demasiado interesante esta nove! Pobre Peter :(
ResponderEliminarBesos y espero el sgte. cap!
@jeissymori
Me encanto!
ResponderEliminaraaaah que sera lo que le tiene que decir Maxi??? :S
@vagomi
o.o bueno qe qeran hablar, qe se acompañan con jerez??? xD jajajajaj ya se emborracho el otro muy bueno el cap! masssss
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