CAPITULO
26
—Mi
familia ya no está, señorita Purdy. Ahora, deje el tema.
¿Ya
no estaba? ¿Qué significaba eso? ¿Desaparecida? ¿O muerta? ¿Y de cuántos
familiares estaban hablando? ¿Padres, solamente? ¿O padres y hermanos? Se
guardó por el momento sus preguntas cuando llegaron a la entrada de la aldea.
Un desordenado puñado de cabañas con paredes de adobe, pintadas de amarillo y
de un color marfil semejante al de la crema de Devonshire[1],
esparcidas de cualquier modo a lo largo de un serpenteante camino de tierra
lleno de baches a causa de las ruedas de los carruajes.
Altos setos se alzaban a ambos lados
del camino bordeado de olmos. Muchos de los días de su infancia habían transcurrido con otros niños de
la aldea, escondiéndose entre esos setos y saltando desde detrás de ellos para
sorprenderse unos a otros. Aquí ella siempre había sido Lali. No Lady Mariana.
—¡Mire!
—dijo la joven, señalando hacia la boca del puerto—. ¡Ha entrado el krill!
Largas franjas carmesí pintaban las aguas
mientras miles y miles de los pequeños crustáceos revestidos de rojo hacían su
viaje anual rodeando el cabo.
Sin pensar, cogió la mano de LPetery lo
arrastró cruzando el páramo hasta el borde del acantilado. La primera visión
del krill siempre era emocionante.
Lali saludó con la mano a un grupo de
pescadores que se habían reunido en el muelle de abajo para examinar sus redes.
Los conocía bien a todos, ya que había crecido con sus hijos y comido sentada a
sus mesas. No podía imaginarse tan acogedora familiaridad en la bullente ciudad
de Londres.
Lali sintió sobre la mano una
sensación suave como una pluma y se giró para ver.Peter le rozaba los nudillos
con sus labios.
—Si
tan sólo florecieras por mí con semejante pasión —murmuró él— me consideraría
un hombre afortunado.
Ella lo miró aturdida antes de volver
a la realidad y retirar bruscamente la mano.
—Voy
a recoger algunas ostras —dijo un tanto agitada.
Sin aguardar respuesta, la joven se
puso en marcha bajando un empinado sendero que conducía a un grupo de rocas
cerca de una ensenada apartada donde podían hallarse grandes lechos de ese
manjar exótico.
Lali se quitó los zapatos, se arremangó
los pantalones y empezó a caminar en una parte poco profunda del mar, con la
arena escurriéndose entre los dedos de sus pies mientras los pececillos le
rozaban los tobillos.
Sentándose en cuclillas, comenzó a tantear el fondo y un
momento más tarde pescó su primera ostra, que colocó sobre una roca a su lado.
Una sombra cayó sobre ella y el corazón
le dio un vuelco. Había pensado que él no iba a querer ensuciarse la ropa, pero
se agachó a su lado, demasiado cerca como para sentirse cómoda.
—No
he hecho esto en años —dijo.
Ella le miró de soslayo, furtivamente.
En ese momento no parecía el hombre imponente que se deleitaba en abrumar sus
sentidos. En su perfil de líneas puras vislumbró al muchacho que pudo haber
sido alguna vez.
Él
le echó un vistazo y le sorprendió la expresión inquisitiva de la muchacha.
—Mi
padre era pescador —explicó, sacando un puñado de ásperas conchas grises y
arrojándolas sobre la roca junto a las de ella.
—¿Dónde
está su padre ahora?
Le imprimió a la pregunta un tono
coloquial, con la esperanza de que él bajara la guardia.
—No
te das por vencida, ¿verdad?
Ella le devolvió la mirada.
—¿Usted
sí?
Sonriendo ligeramente él meneó la cabeza.
—No
cuando quiero algo.
Lali no se hacía ilusiones sobre lo que
él quería decir. La deseaba. Cada vez que se permitía asumir ese hecho su
corazón hacía locuras. Él era tan guapo, tan increíblemente seductor, con esos
penetrantes ojos que cambiaban de color y esa boca pícara. Y su cuerpo, puro
pecado. Con sólo recordar la sensación de tener debajo ese cuerpo duro y lo
fuertes que eran sus brazos, se sentía extrañamente débil.
—¿Cuánto
tiempo ha estado Tahj con usted? —preguntó, obligando a sus pensamientos a
regresar al presente.
—Demasiado
tiempo —respondió él en un tono que denotaba sufrimiento, rozando con sus dedos
el pie de ella mientras continuaba su búsqueda, acercándose al inclinarse, su
antebrazo desnudo tocando ligeramente la pantorrilla de la joven. Levantó la
vista hacia ella y Lali contuvo el aliento, pensando que quería besarla.
Entonces él levantó la mano, enseñándole un cangrejo—. Iba directo a tu dedo
gordo. —Le guiñó un ojo y luego arrojó el cangrejo sobre la arena húmeda, donde
éste se escabulló en dirección a las olas.
Lali se sentía extrañamente desilusionada
mientras exploraba entre las algas.
—¿Y dónde os habéis conocido?
—Punjab.
A la joven le extrañó el tono tenso de la voz
de él. Se moría por hacer preguntas acerca de Nico, pero sabía que iba a tener
que esperar hasta después de recibir el último cargamento de Bodie, cuando por
fin podría darse a conocer y aceptar las consecuencias.
—¿Estuvo
usted mucho tiempo en la India?
—Estuve
apostado allí por tres años.
—¿Había
muchos enfrentamientos?
—Había
escaramuzas. Pero la situación era inestable. Los indios no iban a aceptar el
dominio inglés por mucho tiempo. Había una férrea oposición a cualquier clase
de cambio, especialmente a aquellos que iban en contra de lo que mandaba su
religión.
Esta genial la nove! quiero mas
ResponderEliminarMuchas gracias x cambiar la letra! ahora leo mucho mejor!
un beso
Subi mas novela, y siento si antes o se leia bien pero como ya dije arriba del capitulo en mi ordenador me sale una letra normal como si fuese la arial nos euna letra asi basica.
EliminarGracias por pasarte y por firmar y siento no haber podido responder antes :)
Me encanto el cap! gracias por cambiar la letra :/ jijij maaas nooove! Besos!
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara el cap, te aviso de que ya subi mas :)
Eliminarme encanto espero el proximo quiero que vuelban a chapar cada vez estoy mas loca por leer otro gracias por subir hasta luego
ResponderEliminarSUBI MAS CAPITULOS DE LAS DOS NOVELAS :)
Eliminargracias por pasarte y perdona por no devolver las firmas pero esque durante la semana se me hace imposible conectarme mas de diez minutos...
Ame este cap estuvo muy bueno :D
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