viernes, 24 de febrero de 2012

CONQUISTAR A LA DONCELLA CAPITULO 32

-SUBI NOVELA EN MI JEFE
-AHORA SUBIRÉ TODA LA PRIMERA TEMPORADA DE CON TAL SOLO UNA MIRADA Y EL PRIMER CAP DE LA SEGUNDA
-MÁS TARDE ALOMEJOR SUBO DOS INTRODUCCIONES PARA QUE ELIJAN UNA
-PUSE QUE LOS COMENTARIOS PUEDAN SER ANONIMOS
-SI HAY 15 FIRMAS SUBO OTRO CAP
-Y PERDON POR NO SUBIR ESTOS DIAS PERO ESTABA CON UNA BRONCA CON MIS PAPAS QUE NI SE IMAGINAN





32.

—Mi diosa del mar. —Su respiración la bañaba en ardientes jadeos y mientras la asía de los hombros él sintió un temblor recorriéndole el cuerpo—. Me encanta saborearte. —Movió rápidamente la lengua sobre uno de los tensos picos mientras sus dedos jugaban con el otro.

Lali se arqueó contra su cuerpo, cuando él le besó un pezón, luego el otro.

—Por favor —gimió ella.

Él se apretó contra ella, su miembro duro la marcó a fuego, meciéndola mientras él le abría más las piernas sin dejar de tocarla incansablemente, con las manos y la boca.

Lali echó la cabeza hacia atrás cuando un clímax que la hizo sentir estallar le atravesó el cuerpo como una lanza, sintiendo todo su cuerpo palpitar desde lo más profundo, húmeda donde el cuerpo de Peter se mecía contra el de ella mientras el placer la invadía, dejándola débil y saciada.

Y demasiado consciente del hombre tendido encima de ella, que suavemente le acariciaba el cabello, quitándoselo de la cara.

¿Qué tenía la pasión, que podía nublar por completo el juicio a una persona?

Lali miraba fijamente el cielo de la media tarde, donde nubes semejantes a penachos de algodón flotaban impulsadas por la brisa, mientras Peter le acomodaba con suavidad la ropa, haciéndola luego cambiar de posición de modo que su cabeza descansara sobre el hombro de él.

Todos los sutiles contactos y las caricias la habían llevado a cometer un error irreversible. No era que ella no le hubiera deseado, al contrario. Y si él no la hubiese seducido, muy bien podría haberlo hecho ella.

Una vez más, su precipitación la había metido en problemas.

—¿En qué piensas? —preguntó Peter, acariciándole el brazo con aire ausente.

—En que es necesario que regrese a la casa —respondió ella, lo cual era verdad, pero no era lo que más la preocupaba en ese momento—. Ya habrán notado mi ausencia. —Y ya se imaginaba el sermón que tendría que escuchar si alguien llegaba a enterarse de que había estado a solas con Peter. Olinda castraría a Peter y luego, espada en mano, lo obligaría a decir «Acepto». Las repercusiones eran demasiado terribles para considerarlas.

Él le levantó la barbilla.

—Espero no haberte metido en problemas con tu señora. Si se molesta contigo, yo asumiré la culpa.

Lali no había esperado que él se preocupara por las consecuencias que tuviera que enfrentar una simple criada.

—¿Y qué le dirá usted? —preguntó ella.

—Que te pedí que me guiaras en un recorrido por la propiedad —dijo él, deslizando el pulgar por el labio inferior de la joven—. No dejaré que nada te suceda. Lo prometo.

Lali desvió la mirada. Él estaba consiguiendo gustarle más de lo que podía permitirse, ella necesitaba aferrarse a la imagen de Peter como un tahúr y un mujeriego. Ambas eran sus características distintivas y no podía olvidar eso.

Librándose de su abrazo, ella se levantó. Sin decir palabra, emprendió el regreso subiendo por el sendero, pensando en la facilidad con que cada decisión, aun la más simple, podía conducir al desastre.

—¡Hola! —gritó una voz a la distancia mientras Lali subía la cuesta, haciéndola bajar de las nubes y alzar la mirada de golpe.

Vio una figura que se acercaba. Un hombre. Su mente pensaba a toda prisa. ¿Podía ser Calder? Señor, ¿cómo podía haberse olvidado de él siquiera por un momento? Su traición había sido lo que la había llevado a la taberna y al fatídico primer encuentro con Peter.

Pero no se trataba de Calder, advirtió aliviada mientras el hombre se acercaba, sino de Maxi. Su cuerpo alto y delgado se materializó de entre los juncos, moviéndose con ese paso largo tan familiar, mientras su cabello rubio resplandecía con los últimos rayos del sol.

Los Courtenay aseguraban ser descendientes de reyes de Cornualles y todo el mundo los había tratado siempre con un respeto especial. Todas las jóvenes casaderas de la región abrigaban la esperanza de atrapar a Maxi y convertirse en la afortunada mujer que se ganara un lugar en tan ilustre familia.

El muchacho saludó con la mano y Lali instintivamente le contestó el saludo. Entonces la joven se detuvo abruptamente, sintiendo que el corazón le daba un vuelco. Hoy ella no era Lady Mariana Esposito, sino una impostora y tenía que poner sobre aviso a Maxi antes de que éste le dijera a Peter algo que pudiera echar por tierra todos sus planes.

—Regreso enseguida —se apresuró a decirle a Peter, rogando que éste no la siguiera mientras iba a detener a Maxi.

Cuando se juntaron en medio del campo, Maxi repentinamente la cogió de la cintura haciéndola dar vueltas antes de darle un beso fraternal en la boca, con un brillo travieso en los ojos castaños, mientras la depositaba nuevamente sobre sus pies y retrocedía un paso para observarla.

—¡Dios mío, Lali, muchacha, qué asombrosamente bien llenas esos pantalones! Date una vuelta para echarte un vistazo. —Antes de que ella pudiese protestar, la cogió de los hombros y la hizo girar, lanzando un pequeño silbido de aprobación—. Los muchachos caerán a tus pies si continúas vistiéndote así. —Riendo, le dio una palmada en el trasero como si fuera todavía una niñita.

Lalile dio un golpe en las manos y lo miró con el ceño fruncido.

—Deja de hacer eso.

—¿Que deje de hacer el qué? —replicó él, todo inocencia—. Sólo estaba divirtiéndome un poco.

—No es momento para divertirse. Tengo algo que discutir contigo. —Lali le lanzó una mirada a Peter que ahora estaba de pie en lo alto de la cuesta, echando chispas por los ojos. En cualquier momento llegaría hasta ellos, lo cual significaba que no había un segundo que perder.

Desafortunadamente, Maxi había seguido su mirada y ahora fruncía el ceño.

—¿Quién es ése? —preguntó.

Lali suspiró.

—Es mi tutor, Peter Lanzani.

Por un segundo, Maxi la miró aturdido.

—¿El Coronel Peter Lanzani? ¿El comandante de Nico?

Maxi sabía todo sobre Peter. Lali había estado tan segura de que el hombre jamás se dignaría a poner un pie en Cornualles que le había confiado todo. Hasta ayer, nunca hubiera creído tener motivos para preocuparse.

—El mismo —dijo ella.

—¿Qué está haciendo aquí? Pensé que su preocupación llegaba sólo hasta contratar una nueva institutriz para ti.

—Supongo que ahuyenté a demasiadas. —Y su comportamiento inconsciente podía muy bien ser el vendaval que diera por tierra con su precario castillo de naipes—. No tengo tiempo para explicarte todo ahora, excepto que él no sabe quién soy.

Maxi la miró con el entrecejo fruncido.

—¿No lo sabe?

—Por favor, sólo escucha. No pude decirle la verdad. Dijo que tiene la intención de casarme.

El joven la contempló con expresión reflexiva.

—Eso no sería tan malo —dijo, suavizando el tono mientras tocaba ligeramente la mejilla de Lali—. Sabes que siempre te queda el recurso de casarte conmigo. Yo cuidaré de ti.

—Sí, lo sé. —Y también sabía que se harían infelices el uno al otro. Maxi no la amaba ni ella a él—. Pero tengo que hacer esto yo sola. No puedo perder Moor's End.

—No estoy tan seguro, chica. Creo que tu tutor debería estar al tanto del problema al que te estás enfrentando.

—No. —Lali sacudió la cabeza enérgicamente—. Moor's End ha pertenecido a mi familia por más de un siglo. No seré yo quien la pierda. Pertenece a las futuras generaciones.

—¿Qué futuras generaciones? —preguntó Maxi, sin ánimo de ser cruel, pero aún así sus palabras provocaron una punzada de dolor al corazón de la joven.

No habría futuro sin niños. Sin un marido. No era que ella no quisiera casarse, al contrario. Pero a su debido tiempo. Con un hombre que la amara.

—Lo siento —murmuró él, abrazándola—. Sé que todo esto te duele terriblemente. Si tan sólo me dejaras cuidarte.

Por un momento, Lali permitió que la consolara. Luego retrocedió, echando una ojeada a Peter para hallarse con su ceño fruncido, al borde de la ira. Se dirigió hacia ellos y el pánico se apoderó de Lali.

—Ay, Dios, viene hacia aquí. Por favor, Maxi, no le digas quién soy.

—Lali...


17 comentarios:

  1. me encanto el cap por dios como la extrane la novela espero que suba mas porfavor sos genia

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  2. espero que maxi no diga nada y la ayude peter esta que lo mata los celos mas linda

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  3. quierooooooooooo massssssssssss novela que bueno qeu lo arreglaste asi te puedo firmar y desirte que amo como escribis y me tenes super enganchada con la novela sos una genia espero que sigas asi siempre escribiendo

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  4. naaaaaaaaaaaaa por dios mori con este cap demasiado bueno haora espero que maxi la ayude y no diga que es lady lali no me dejes asi mas

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  5. jodeme que tenia que llegar maxi y tratarla asi me muero por dios peter deseguro le baja los dientes a maxi por mirarla tanto ajjajaajaj mas bueno el cap no pudo ser

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  6. por dios como lo dejaste alli me muero por saber lo que va a pasar subi otro please

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  7. pobre lali esta asustada que maxi meta la pata y voz que lo dejas alli me dejate en suspenso espero el proximo genia

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  8. quiero mas novela quiero saber que va a pasar

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  9. nananana como me lo cortaste alli mismo subi mas porfa

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  10. me fasino el cap me dejate loca por mas

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  11. estoy con ganas de saber como lali safa y si maxi le vaa a seguir el jueguito falta poco para que subas otro

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  12. necesito mas genia
    adoro esta novela es mi favorita

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  13. solo imaginarme la carita de peter enojado y celoso me muero
    genial el cap espero el otro

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  14. me fasino todo quiero otro porfavor

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  15. :O
    Me encanto el capitulo!
    Apuesto que Peter muere de celos! jaja
    Besos
    @vagomi

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  16. Peter lo va a qerer dejar sin dia del padre despues de com trato Maxi a Lali xD jajajaja muy bueno el cap :D

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