lunes, 27 de febrero de 2012

CONQUISTAR A LA DONCELLA 37

Chicas entre los comentarios de aqui y los twitts de el twitter salió que primero voy a dejarles la nove de Disfrazados, que ocupara mas o menos como esta, y despues subiré el juego de Lanzani :)


37.

—Quiero que me cuente usted sobre su familia.

Él se quedó inmóvil, estudiando el rostro de ella con la mirada. Luego sacudió la cabeza.

—Lo que hay entre nosotros no tiene nada que ver con mi familia.

—Si usted va a entrometerse en mi vida, debe estar dispuesto a ofrecer algo a cambio.

—¿Es eso lo que estoy haciendo, entrometiéndome en tu vida?

—Siempre está usted creando problemas a propósito.

—Es lo que mejor sé hacer.

—No le facilitaré las cosas.

—No sé por qué, pero dudaba que fueras a facilitármelas. —La contempló largamente y luego dijo—: Bueno ¿y qué vas a darme por compartir estas confidencias contigo?

—¿Dar?

—¿Qué parte de ti? —Al ver su expresión escandalizada, él sonrió—. Tengo la intención de explotar esta oportunidad, amor, que no quepa la menor duda.

—¡Eso es pecaminoso y despreciable!

Él rió.

—Entre los atizadores y esa lengua tuya tan reprobatoria, no me extraña que aún seas una doncella. Sospecho que la mayoría de los hombres te temen demasiado para acercarse.

—Pero no usted.

—No. Yo no. Eres como el fuego. —Alargó la mano hacia las llamas, acercándola cada vez más hasta que ella pensó que seguramente su carne se chamuscaría—. Dejas que te miren, pero no que te toquen. Chisporroteas, silbas y adviertes a los incautos, pero si se arroja algo volátil en la mezcla... —Arrojó el resto de su bebida al fuego, encendiendo una ardiente explosión de calor, haciendo que las llamas se elevasen— ardes descontrolada. Yo, mi querida muchachita, soy ese elemento volátil. —Se movió para quedar delante de la silla tras la cual ella se había refugiado—. Y tú arderás por mí. Entonces, vuelvo a preguntar: ¿qué me darás?

La perspectiva la emocionaba y atemorizaba al mismo tiempo.

—¿Qué es lo que quiere?

—Igual compensación por cada revelación.

—Eso es demasiado vago. —Oyendo el sonido de la capitulación en su propia voz, ella añadió—: E inescrupuloso.

—Lo es, ¿no es verdad? —Sonrió con picardía—. Ahora que hemos llegado a un acuerdo, ¿por dónde empezamos?

—Yo no he acordado nada.

—Pero lo harás. Tienes una curiosidad innata que necesita ser aplacada, no puedes evitarlo.

¿Acaso ella era tan transparente?

—Quizás lo haga, pero primero tendrá usted que decirme su precio.

—Bien. ¿Qué es lo que quieres saber?

Lali meditó acerca de su pregunta por un momento y luego dijo:

—Quiero que me cuente usted sobre su vida y su familia.

Una extraña tensión se apoderó de él mientras bajaba la mirada hacia Inkwell, que se estiró mientras dormía y se dejó caer sobre el otro lado del cuerpo. Lali se alarmó al ver la repentina palidez de su rostro.

—¿Se siente mal? —preguntó, preocupada de que su herida fuera peor de lo que él había revelado.

—¿Qué? —Él le clavó la mirada, con una expresión de confusión en sus ojos que luego se aclaró, llevando a la joven a preguntarse si las sombras estarían engañando sus sentidos.

—Estoy bien —dijo él, en un tono ligeramente brusco—. Y ya he decidido cuál será el precio. —¿Y cuál es?

—Abrazarte.

Lali parpadeó, sorprendida por el pedido.

—¿Eso es todo lo que quiere? ¿Sólo abrazarme? —Había temido que él pidiera mucho más... y aun así acceder a sus condiciones.

—Sí. Eso es todo lo que quiero. ¿Estamos de acuerdo?

La joven dudó, luego asintió lentamente con la cabeza.

La mirada de él se alejó de Lali y caminó hacia la vitrina de los licores, cogió su vaso vacío e inclinó la botella para servirse coñac.

—No beba más —se oyó diciendo, sin saber bien por qué se lo pedía; sólo sabía que lo quería sobrio. Se daba cuenta de que algo estaba molestándolo y estaba usando el licor como un bálsamo.

Él miró fijamente la botella, luego volvió a colocarle el tapón de vidrio y apartó la licorera.

El silencio invadió el cuarto y Lali se preguntó si él estaría arrepintiéndose del trato que habían hecho.

Entonces Peter empezó a hablar.

—Tengo un vivido recuerdo de Church Lane, en St. Giles. Mi padre me llevó a un burdel allí cuando yo tenía trece años. Le parecía que ya era hora de que me hiciera hombre, así que me hizo mirarle mientras se follaba a una prostituta llamada Blythe.

Lali se quedó como petrificada y la invadió un frío interno.

—Pero no era más que un niño.

Él no despegaba los ojos de la pared.

—En esos barrios miserables trece años es edad suficiente para ser padre de un bastardo, ni qué decir tiene fornicar con una puta. No era raro ver a una jovencita, poco más que una niña, cargando a un bebé chillón sobre las caderas. El East End[1] es un mundo aparte y lo que se consideraría inconcebible en el resto de la sociedad no es raro dentro de sus límites.

Lali nunca hubiera imaginado acciones tan deplorables por parte de un padre. Aunque los suyos no habían sido los más dedicados, jamás la habían sometido a prácticas depravadas.

—¿Su madre ya no estaba viva? —preguntó la joven, dándose cuenta por la tensión en los hombros de cuál sería la respuesta.

—Estaba bien viva. Nunca se lo conté.

—Lo siento.

Él se volvió a mirarla.

—No te conté la historia para que te compadecieras de mí. Pero si lo haces, tanto mejor. Quizás me tengas lástima.

—No creo que lo que usted quiera sea lástima.

—Me conoces tan bien, ¿verdad?

Ella enfrentó su mirada sin inmutarse.

—¿Por qué me contó esa historia?

Él se encogió de hombros.

—Fue lo primero que se me vino a la mente.

—Es muy curioso que haya pensado en una cosa así después de tantos años.

—Tengo una memoria de largo alcance.

Lali se preguntaba si serían esos recuerdos los que le impedían dormir por la noche.

—¿Y qué hizo usted?

—¿Qué hice? ¿Con qué?

—Con la prostituta. ¿La compartió con su padre?

Sus ojos se tornaron sin vida y adquirió una expresión glacial.

—No se permiten más preguntas.

—Pero su historia está incompleta —protestó ella—. No puedo respetar nuestro acuerdo sin oír el principio y fin del relato.

Dio un paso hacia ella, con un semblante que recordaba a una nube de tormenta.

—Crees poder manipularme, ¿no es verdad?

—Deseo saber qué sucedió. No podría ser más espantoso que lo que me contó. Yo diría que lo peor ya pasó.

Lali aguardó, preguntándose qué haría él a continuación. Estaba presionándole, pero quizás era necesario que alguien lo hiciera. Sentía que él quería hablar y no encontraba las palabras.

—No —dijo él.

—¿No qué?

—No, no la toqué.

—Eso pensé.

Su mirada capturó la de ella y preguntó agresivamente:

—¿Piensas que tenía miedo?






19 comentarios:

  1. Qué triste y pensar q muchos chicos se iniciaron en la vida sexual con experiencias en ese tipo de lugar!

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  2. mas triste al historia de peter pobre

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  3. que feo todo lo que paso el pobre que bueno que lali lo va conosiendo de a poco todo lo que a vivido peter

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  4. quiero saber lo qeu va a pasar subi mas porfavor
    que estoy enamorada de la novela

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  5. pobre peter amo la novela hasta el proximo grosa

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  6. massssssssssssssssssss

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  7. aaaa me dio tristes peter =(

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  8. que bueno que lali esta alli para consolarlo con todo lo que le dijo

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  9. mass
    novelaaaaaaaaa
    que me mata
    la intriga

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  10. ay como esta peter quisiera ser lali para contenerlo y comermelo a besos

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  11. estoy ansiosa por leer mas

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  12. buenisimo el cap... mas novelita

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  13. es muy linda la nove ... me encanta!!! espero el proximo!!!

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  14. q triste la historia de peter... me gusto mucho el cap...
    espero el proximo...

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  15. me encantaria que peter se sincere con ella mas nove

    Angie

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  16. muy bueno el cap!
    Me encanta la nove!
    Besos
    @vagomi

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